Hace dos años, en noviembre del 2018, Candelaria Tinelli hizo una fuerte confesión en una publicación en sus redes sociales: “Anorexia y bulimia desde los 15 hasta los 27. Pesando diez kilos menos que hoy. Cinco años sin menstruar. Caída extrema de pelo. Depresión y mal humor. No poder disfrutar nada. Encerrarme sola. No ver gente. Todo esto y muchas cosas más, que realmente me arrepiento de que hayan existido. Perdí tantos momentos hermosos por esta enfermedad de mierda que tomó mi vida por completo”.
Ese mensaje tuvo como finalidad, además de compartir su peor etapa de la vida, ayudar a otras jóvenes que estuvieran pasando por lo mismo. Lejos de serle indiferente, el tema la sigue ocupando y en su carácter de influencer con más de 4 millones de seguidores, compartió un posteo que invitó a la reflexión.
“Quizás les parece una pelotudez, pero yo antes veía esto y no subía la foto”, dice el escrito plasmado sobre una imagen del cuerpo de la hija del conductor, que, según cuenta, años atrás no la hubiese publicado.
“Me deprimía, me ponía más obse con la restricción de alimentos, y sino vomitaba ‘castigándome’ por ser “gorda”, continúa el texto. “Qué idiota fui en darle tanta importancia y en dedicarle tanto tiempo a algo tan tan tan poco importante. Sé que hay mucha gente que sufre esto, ojalá me lean y entiendan que están perdiendo momentos de su vida que no van a volver a vivir”. Y concluye con un consejo: “Nutran su alma. Disfruten. Coman, ríanse, amen”.
De todas formas, la cantante ha decidido convertir en un lienzo su propio cuerpo en el último tiempo y, sobre él, se permitió expresar su arte a través de distintos tatuajes. También suele ser bastante particular con su vestimenta. Y se da el lujo de innovar todo el tiempo con su cabellera.
Hace unos días, la hija de Marcelo Tinelli compartió una foto en su cuenta de Instagram en la que se la veía con un nuevo corte de pelo que, rápidamente, despertó los cuestionamientos de sus seguidores. “Cortame un poquito las puntas quemadas”, escribió Lelé junto a la imagen, dando a entender que a su peluquero se le había ido un poco la mano.