Néstor Kirchner fue sin lugar a dudas uno de los constructores de poder político más importante desde el retorno de la democracia. El santacruceño llegó al poder en 2003 con tan sólo el 23% de los votos y en poco tiempo era el centro del poder argentino desplazando a Eduardo Duhalde quien fuera su padrino político. Poder que como pocas veces sucedió en el país pudo ser transferido a su esposa Cristina Kirchner, quien realizara su campaña electoral en 2007 prácticamente sin hablar, dado que la exposición de su discurso le restaba votos. Silencios que hoy son parte de la mediocre agenda política del país.
Toda la experiencia acumulada de Kirchner como intendente luego gobernador y sumada su audacia, le sirvieron para servirse de todos los resortes del estado y así hacerse de la suma del poder público. Uno de los puntos claves de ello fue la acumulación y utilización de información reservada de dirigentes sindicales, políticos y empresariales, información que utilizaba como mantra para cada encuentro privado.
La exposición pública de la convivencia de Nestor Kirchner con los servicios de inteligencia orgánicos e inorgánicos fue la salida y posterior autoexilio del dirigente político Gustavo Beliz, quien mostrara en televisión la cara de Jaime Stiuso como responsable central de la inteligencia Argentina. El poder de Stiuso tomó estado público tras la muerte del fiscal del caso AMIA Alberto Nisman.
El gobernador de la provincia Omar Perotti a la luz de los audios que se conocieron está semana de quien fuera su Ministro de Seguridad Marcel Sain, parece haber intentado la misma construcción de poder que el ex presidente Kirchner. Dichos audios hoy expuestos por los medios de comunicación – audios que fueron extraídos de celulares secuestrados en el allanamiento a la sede del Ministerio de Seguridad de Santa Fe en el marco de la investigación de presuntas maniobras de espionaje ilegal, investigación que hasta el momento no tiene imputado Sain – dejan en evidencia el estilo de construcción política que el gobernador intentó imponer en Santa Fe, con la teoría del General Perón “a los enemigos ni justicia”.
Para entender al Peronismo – tarea cuasi imposible por cierto – hay que ver de lo que se quejan cuando pierden poder para saber que ellos hacen cuando lo tienen. La construcción del “Lawfare” que ensaya Cristina Kirchner es en si mismo la imposibilidad de servirse de la justicia corrupta para ir en busca de sus adversarios políticos. Vale sólo recordar la jugada que los kirchner le hicieron a Francisco De Narvaez con una presunta causa de narcotráfico cuando De Narvaez se perfilaba a ser un buen contrincante electoral del matrimonio. Está misma lógica parece aplicarse en los audios que se conocieron del ex secretario de seguridad de Omar Perotti, tal vez el más grave fue cuando eboca la figura del jefe narco “Guille” Cantero, “¡Qué maravilla, boludo! La ‘mariconeó’ todo el progresismo putarraco de Rosario cuando dije que había que cagarlos a tiros. Me encanta: que ‘el Guille’ los recontra cague a tiros”.
El coqueteo que Sain hace con la muerte de más de 200 rosarinos en lo que va del año, es parte de la máxima de la política Argentina, “si no puedo ganar que explote todo por el aire”. Palabras que en boca de un dirigente político y de quien fuera hombre fuerte de Perotti, lo constituye en un acontecimiento de una gravedad institucional que en cualquier democracia madura pondría al gobernador de patitas en la calle.
Amigo lector no se haga mucho problema, Perotti no va a renunciar, los narcos van a seguir ganando en Rosario y Sain seguirá jugando al Agente 86 junto a su amigo Aníbal Fernández, mientras usted y yo vamos a pedir que si los gobiernos van a tener agentes de inteligencia que usen a alguno inteligente.