La fiscal regional de Rosario, María Eugenia Iribarren, dejó números inquietantes sobre la violencia en Rosario: en lo que va del año la ciudad acumula una media de 20 muertes cada 100 mil habitantes, mientras que la ciudad de Córdoba tiene 3 homicidios cada 100 mil habitantes. Y dijo algo más: “Hasta 2009 teníamos los mismos números: ellos los mantuvieron y nosotros explotamos”.
Ante este panorama cabe preguntarse ¿qué pasó?, ¿qué no hizo Santa Fe o qué hicieron Córdoba y el resto del país? Seguramente sucedieron un montón de cosas, pero es inevitable pensar en los gobiernos que pasaron por la Casa Gris a partir de 2009, fecha que Iribarren señala como el quiebre de la paridad entre ambas jurisdicciones. De 2007 a 2011 la provincia fue gobernada por Hermes Binner; lo sucedió en los siguientes cuatro años Antonio Bonfatti y en el período 2015-2019 estuvo Miguel Lifschitz. Es decir, entre 2007 y 2019, socialismo.
Hay una gran incógnita sobre por qué se dispararon los números. Unos apuntes rápidos permiten ver que con Binner algo se hizo mal en el trabajo con la Policía; que se abasteció con buenos fondos a la Legislatura para que a Bonfatti lo dejaran gobernar; que como dice el diputado Carlos Del Frade se formó el PUS (Partido Único Santafesino), al punto que la oposición habla poco con relación a los problemas de Santa Fe; que los fiscales fueron disciplinados para que ya no pudieran investigar más a los políticos y que los medios de comunicación que habían empezado a concentrarse en el primer gobierno socialista terminaran de hacerlo definitivamente durante el período del ingeniero Lifschitz.
Es posible que hayan ocurrido otros sucesos para que escalara la violencia en Rosario y también es probable que muchas cosas se hicieron bien en esos 12 años. Pero hay que atender lo que marca la doctora Iribarren: hasta 2009 Santa Fe y Córdoba tenían la misma tasa de homicidios.
Es necesario revisar en profundidad algunos de estos puntos para encontrar el diagnóstico que nos permita comprender por qué nos está yendo como nos va. Y ni hablar de 2019 a esta parte, que es cuando se consolidó y se profundizó todo lo malo que se hizo antes.