“Me cansé de escribirle mensajes al fiscal (Alejandro) Ferlazzo para preguntarle novedades de la causa. Reclamamos justicia y pintamos una estrella roja. Los agresores buscaban a mi sobrino. La familia está escondida. No aportan datos a la investigación”, manifestaron Esther Marín y Gabriel Aranda, padres del joven asesinado un año atrás.
El 14 de noviembre del año pasado, Lautaro Aranda fue asesinado pasadas las 21 horas, en la casa de unos tíos maternos que viven en 3 de Febrero al 300, en zona sur de Granadero Baigorria.
La información policial reseñó que golpearon la ventana de la vivienda, preguntaron desde adentro quién era y cuando desde afuera respondieron que se trataba de un tal Brandon, abrieron. Entonces acribillaron Lautaro, el joven oriundo de Bermúdez.
El atacante habría llegado al lugar del crimen, en barrio San Fernando, con un grupo de personas, ampliaron desde el Ministerio Público de la Acusación.
Lautaro tenía 23 años y era padre de dos pequeños hijos. Jugaba al fútbol en el club Santa Catalina, de Capitán Bermúdez. Y quienes lo conocían aseguran que el sicario “se equivocó” de objetivo.
El domingo que lo mataron de dos disparos, Lautaro había decidido pasar por la casa de tíos y primos maternos para presentarles el bebé que había nacido un mes y medio atrás. Así lo aseguró Esther, la madre del joven bermudense asesinado.