Una aventurera familia con raíces argentinas, que durante una travesía de 22 años recorrió el mundo en un auto con 92 años de antigüedad, llegará este lunes a la ciudad de San Lorenzo para dar una charla motivadora, compartir vivencias y transmitir el mensaje de que nada es imposible en la vida si alguien se lo propone. «Atrapa tu sueño» es el lema de los cuatro libros que llevan publicados la Familia Zapp.
A comienzos del año 2000, lo que en un principio era un viaje de seis meses de Argentina hasta Alaska en un Graham-Paige modelo 1928, finalmente se convirtió en una travesía de 22 años alrededor del mundo en familia. Candelaria y Herman Zapp, sin recursos suficientes, con un auto inapropiado y conformando una familia con cuatro hijos durante el viaje por los cinco continentes, volvieron al país con miles de experiencias y anécdotas para compartir.
“En la ciudad de San Lorenzo daremos una charla muy inspiradora y motivadora. Somos una familia con los mismos miedos que cualquier otra, que sin dinero y sin un auto adecuado nos animamos a dar la vuelta al mundo. Algo que parecía imposible”, manifestó Herman Zapp en diálogo con SL24.
“Mucha gente sale motivada de estas charlas y no solamente para viajar, sino para animarse a cualquier emprendimiento. Cuando empecemos a conversar se darán cuenta de que están hablando con amigos, con personas iguales a ellos. Hay que animarse”, insistió Herman.
Candelaria y Herman dejaron su casa recién construida en la Argentina un 25 de enero del 2000. Su destino era el otro extremo del continente americano: Alaska. Cuando se subieron al auto y arrancaron, pensaron que estaban empezando un viaje de seis meses. No tenían ni la menor idea de que comenzaban uno de los viajes jamás realizados.
Tampoco pensaban realizarlo en auto, pero solo faltaban tres meses para empezar cuando Herman se encontró con un Graham-Paige de 1928. Todos auguraban un fracaso rotundo con dicho vehículo.
“Tenemos cuatro libros. Las charlas las ofrecemos en todo el país, a gente soñadora que nos pregunta si podemos ir a sus pueblos y ciudades. No acostumbramos a cobrar entrada y la ofrecemos de manera gratuita para quiénes la necesiten”, explicó Herman.
«Macondo Cambalache», como llaman al fiel amigo de cuatro ruedas, es un Graham-Paige fabricado en Detroit en 1928. Aún lleva sus ruedas originales y su baúl de madera, su motor y su ruidosa bocina. No tiene radio ni aire acondicionado, pero lo bueno es que su parabrisas se abre hacia adelante y se transforma en aire “acondisoplado”.
Cuando Candelaria y Herman tuvieron a su segundo hijo, vieron que el auto les iba a quedar chico, ya que deseaban tener más. Entonces, ¡lo cortaron al medio! Y lo alargaron para poner otra fila de asientos. Como ellos dicen: «Uno no se tiene que adaptar a las cosas, sino que las cosas se tienen que adaptar a uno».
En su techo lleva una tienda donde los cuatro niños duermen. Papá y mamá duermen cómodos gracias a que los asientos se transforman en cama. La cocina va en el baúl y, aunque la casa es chica, dicen que tienen un jardín gigante, el que aún no han terminado de conocer.
La pareja tampoco imaginó tener que construir una canoa y bajar el Amazonas, tener cuatro hijos, cruzar el océano Atlántico con el auto encima de un velero, volar en globo y cruzar el río Nilo, andar en submarino, dar la vuelta a Australia, convivir con tribus africanas, llegar a islas remotas del Pacífico… Y todo habiendo empezado con solo 4.000 dólares.
No sabían que al cerrar las puertas de su casa estaban abriendo las puertas del mundo, un mundo que los invitaba a donde fueran. Sean tibetanos, musulmanes, filipinos, miles de familias los recibieron.
Tocaron el Everest, probaron balut, bailaron con los himba, subieron a la Torre Eiffel, navegaron muchos mares, conocieron los cinco continentes, más de cien países… El auto se rompía y la rotura se transformaba en una oportunidad de tener un nuevo amigo mecánico. Muchos de ellos repetían sin querer la misma frase: «Vos me tendrías que cobrar a mí por arreglarlo».
Cuando les agradecían a las familias que los recibían, estas sin querer respondían muchas veces lo mismo: «Nosotros somos los agradecidos». Y cuando los ayudaban con algo, como podría ser un barco, el nacimiento de un bebé o tantas otras cosas, la gente volvía a repetir sin saber: «Gracias a ustedes, ahora soy parte de un sueño».
Los cuatro niños
Candelaria (51 años) y Herman (53) tenían dos sueños: viajar y formar una familia, y siempre la idea fue una familia numerosa. El querer empezar a tener hijos los ayudó a iniciar el viaje para que al volver pudieran empezar a formar una familia, ya que viajar con niños lo veían imposible. Estando ya en viaje, sintieron la necesidad de compartirlo con alguien más. Así, cumplieron dos sueños a la vez.
Pampa (19 años) nació en Greensboro, Carolina del Norte. No contaban con los más de 12 mil dólares necesarios para cubrir los gastos del parto, pero la magia de la gente del lugar, los profesionales del hospital que no cobraron, los clubes de autos organizando exposiciones para recaudar, las iglesias de distintas religiones que organizaron baby showers, y tantas otras cosas que sucedieron, hicieron que no solo se fueran con las cuentas pagas, sino con un montón de amigos que ahora son parte de la familia.
Tehue (16) nació en Argentina, porque su abuela estaba enferma y hubo que regresar al país. De hecho, ella hizo un inmenso esfuerzo para llegar a conocerlo y, a una semana de haber nacido, la abuela falleció. Antes de cumplir los quince días de vida ya estaba viajando camino a Ushuaia.
Paloma (14), la princesa de la familia, es quien le da el toque tan femenino y especial que solo una niña puede dar. Si juega con los chicos con los autitos, ella empieza: «Este es el papá y esta es la mamá». Nació en Canadá, en la Isla de Vancouver, en una casa de partos a tan sólo 7 minutos de haber llegado al lugar… ¡Ansiosa por salir a conocer el mundo!
Wallaby (12) se sumó en Australia y ¡con solo 7 días de vida ya estaba empezando a darle la vuelta! Ahora dice que la quiere volver a dar.
Facts
362.000 kilómetros recorridos.
102 países conocidos.
5 continentes visitados.
8 sets de neumáticos utilizados.
2 aperturas de motor realizadas.
Más de 2000 hogares los recibieron.
Más de 100.000 libros “Atrapa tu Sueño” vendidos.
Enfermedades: Herman contrajo malaria.
15 barcos como medio para cruzar mares y cientos de ferris.
Ningún litro de gasolina gastado. Más bien, todos fueron muy bien invertidos.
Incontables (y aún no suficientes) noches acampando frente al mar, lagos, ríos, islas, montañas y desiertos.