La empresaria rosarina Verónica Razzini ocupará una de las tres bancas que obtuvo Juntos por el Cambio para la Cámara de Diputados de la Nación. Las otras dos de este espacio quedaron para José Núñez y Alejandro Bongiovanni. Todavía bajo aturdimiento por el shock de los resultados electorales, y con un frente de tormenta en ciernes que amenaza con una ruptura interna, Razzini no pierde la fe con vistas al balotaje de noviembre: “No está todo dicho, me parece que el partido todavía se está jugando”.
Razzini cobró notoriedad pública el año pasado, cuando harta de los continuos bloqueos que el Sindicato de Camioneros realizaba en su empresa de zona sur se plantó y dio pelea. No se corrió un centímetro ni cuando balearon el frente de su comercio. Al contrario, redobló la apuesta. Esa muestra de coraje la puso enseguida en el radar de la política, y un año después fue elegida para ir al Congreso de la Nación a partir del 10 de diciembre próximo.
En diálogo con Marcelo Fernández para CNN Radio Rosario, analizó el nuevo escenario político que se abrió en el país luego de las elecciones del último domingo.
—¿Cuál es su mirada sobre el resultado de las elecciones del domingo?
—La verdad que estamos sorprendidos, tratando de hacer una lectura de lo que la gente ha votado, haciendo un análisis profundo puertas adentro, del lugar hacia donde el espacio tendrá que empezar a caminar. En lo personal veo que el 65 por ciento de la gente no quiere más el camino del kirchnerismo, y yo me quedo con eso, creo que como oposición tenemos que empezar a construir desde ese lugar. Otra cuestión es la agresión, que es algo que no nos sumó, hemos tenido internas muy difíciles y nuestros dirigentes tienen que hacer una lectura profunda de eso.
—¿Ve riesgo de ruptura en Juntos por el Cambio?
—El ambiente está un poco tenso, pero creo que hay que esperar unos días para que las piezas se vayan acomodando. No me animaría a decir que Juntos se va a romper, creo que hay que esperar, ser prudentes. En las próximas horas habrá conversaciones, iremos viendo. Tenemos que ser pacientes, no desesperarnos, hay que metabolizar el resultado, y sobre todo hacer esa lectura de preguntarnos “¿qué es lo que la gente está pidiendo?”. Evidentemente hicimos una lectura que no fue lo que la gente pedía, hay que hacer una autocrítica para construir desde ahí.
—Da la impresión de que ganaron los malos…
—Yo no creo que ganaron los malos, no está todo dicho, me parece que el partido todavía se está jugando. Tenemos que entender el nivel de oposición que nosotros debemos ser. Pienso que las construcciones no tienen que ser individuales, sino colectivas. Como dije, hay un 65 por ciento de argentinos que no quiere más esto, entonces tenemos que estar atentos a hacer esa lectura y desde ahí comenzar un nuevo camino. Creo que no está todo perdido, esa es mi lectura personal. El espacio todavía no se ha manifestado y tenemos que esperar para ver hacia dónde vamos a caminar; ha sido un cimbronazo, no lo voy a negar, pero soy optimista y si de batallas difíciles es algo que he aprendido en los últimos años, de saber lo que es tener esperanza, hasta con los contextos más difíciles, y eso es lo que yo quiero transmitir a la gente, que no nos tenemos que sentir desesperanzados. Hay una batalla muy grande que tenemos que dar, desde mi lugar y desde mi espacio siempre dije que el sector privado y las pymes, que es el lugar que yo represento, siempre sentimos como que la política es sucia; y en realidad la política es la manera de cambiar las cosas. Tenemos que empezar a involucrarnos más para después no llevarnos sorpresas, tenemos mucho que aprender de hacer política. Será que tendremos que transitar esta situación y tal vez esto se revierta, o no, no lo sabemos, es muy pronto todavía, pero creo que hay que escuchar a la gente. Yo todavía me siento parte del pueblo, porque es del lugar de donde vengo. Todos los días hablo con mis empleados, escucho cuáles son sus necesidades, sus problemas; y hablo con mis colegas y sé cuáles son sus preocupaciones. Creo que la política tiene que acercarse un poquito más a la gente, tiene que escuchar más, y es lo que vengo a tratar de hacer, ser un canal entre la política y la gente. Ojalá que me escuchen, y ojalá que podamos construir porque vengo de lo genuino. La gente me puso acá y me pidió tomar ese camino por algo.
—Verónica, aprovechando su condición de empresaria, se viene un mes hasta definir quién va a ser el presidente, y después otro mes hasta la asunción del ganador, ¿cómo ve esos 60 días que hay por delante?
—Es tremendo lo que vivimos. La verdad no tengo recuerdo histórico de haber vivido una crisis semejante. Es mucha la inflación, la falta de previsibilidad, no sabemos cómo encarar los proyectos y hacerlos, no sabemos si tomamos personal, si no lo tomamos. ¿Cómo hacemos, cómo sostenemos las estructuras que con esta inflación se nos hace imposible? Es muy difícil para un empresario en Argentina poder invertir, y si no logramos entender que sin inversión no tenemos posibilidad de salir adelante, estamos en un problema. Por eso es que traté de involucrarme en política. Porque los empresarios hoy lo estamos pasando muy mal, muy mal. Nos tenemos que terminar transformando en héroes, porque es muy difícil sacar adelante las empresas en estos contextos. No podemos ir para adelante, que es lo que sabemos hacer. Nosotros sabemos dar trabajo, sabemos crear, sabemos motivar a nuestra gente, a nuestros equipos, y hoy es muy difícil conducir a nuestros equipos. El contexto es de preocupación e incertidumbre total.
—Verónica, lo único que le pedimos es que con la misma garra que defendió a su empresa del avasallamiento se maneje dentro de la política porque si no, no la cambiamos más.
—Vamos a dar esa batalla, la verdad es que siento una responsabilidad enorme, como dije antes. El miedo no me pudo antes, el miedo no me está pudiendo ahora, ojalá no me venza y pueda ser ese puente que transforme la política.