Entrevista

Paladini: “El único camino es involucrarse”

Paladini: “El único camino es involucrarse”

El empresario reafirmó su intención de participar en política: ya formó equipo de trabajo y analiza todos los escenarios posibles para el futuro. Mientras tanto, no ocultó su desencanto con Perotti: "Está desaparecido en acción".
El empresario reafirmó su intención de participar en política: ya formó equipo de trabajo y analiza todos los escenarios posibles para el futuro. Mientras tanto, no ocultó su desencanto con Perotti: "Está desaparecido en acción".

El empresario Pablo Paladini ratificó su decisión de participar de manera activa en política. Para ello, contó que ya formó un equipo de trabajo con el que discute cuáles son los pasos a seguir. Dijo que no tiene por el momento definiciones electorales, pero sí una certeza: “El único camino es involucrarse”, sentenció en diálogo con Marcelo Fernández por CNN Radio Rosario, al tiempo que descargó una crítica al gobernador Omar Perotti, con quien se mostró decepcionado: “Está desaparecido en acción”.

—¿Cómo estás viendo este momento?
—Creo que estamos en un momento bisagra en cuestiones no solamente económicas, sino también institucionales. Estamos atravesando graves crisis institucionales, donde todos los sectores que formamos la sociedad estamos siendo cuestionados. Obviamente los políticos en primer orden. Los empresarios, los sindicatos, la Iglesia y también los periodistas somos cuestionados. Entonces estamos inmersos en una situación de sospecha de uno sobre el otro. Independientemente de la grave crisis económica que vivimos, que ya es estructural y no coyuntural, hay una grave crisis institucional. Hay una carencia de un lugar donde el ciudadano de a pie pueda protegerse. La Justicia está cuestionada todo el tiempo. Hoy está empezando un cuestionamiento a la Corte Suprema de la Nación, que está pasando desapercibido por algunos medios de comunicación. Más allá de lo que pase el domingo, hay que empezar a trabajar sobre el fortalecimiento de las instituciones. No podemos dejar que las instituciones sean manejadas por personas que van a protegerse o, muchas veces, van a hacer negocios turbios.

—A veces es dudoso de que esto pueda recomponerse: el cumplimiento de la ley en Argentina es voluntario.
—El cumplimiento de la norma siempre va a estar dado de acuerdo al castigo que recibo cuando no la cumplo. Cuando hay evasores impositivos crónicos, empresas que están convocadas y generan conflictos; cuando hay sindicatos que hacen lo que quieren, que coartan la libertad de tránsito, entonces todo depende de la buena voluntad de cada uno. Como diría (el exárbitro Francisco) Lamolina, “siga, siga”, total no pasa nada. Creo que es un tema central que se tendrá que debatir a partir de la asunción del nuevo presidente, sea quien sea.

—Hace unos meses nos dijiste que estabas dispuesto a involucrarte en política, ¿seguís con esa idea?
—Si uno quiere que las cosas cambien, hay que involucrarse. Si vamos a ser espectadores de un partido de fútbol, lo único que podemos hacer es gritar y tirar papelitos cuando hacemos el gol. Ahora, si uno quiere que el equipo funcione hay que meterse en la cancha. Y hay que embarrarse y trabar alguna pelota. Algún centro te va a salir lindo y te van a aplaudir, pero también te van a insultar. Me parece que el único camino es involucrarse. No podemos dejar todo en manos de terceros cuando existe la convicción de que las cosas se pueden cambiar, se pueden hacer bien. Yo quiero muchísimo a mi ciudad y a mi país, y me duele ver cómo se está manejando, o mal manejando, la política pública y ciertos ministerios. Santa Fe es, desde hace mucho tiempo, una provincia sin gobierno. El gobernador está desaparecido en acción. Y no tengo problemas en decírselo, porque se lo he dicho personalmente. Tuve muchas esperanzas cuando Perotti ganó la provincia. Y hoy es un tema de conversación entre los empresarios: la poca acción que tuvo la provincia de Santa Fe. Tuvimos una oportunidad histórica en un momento y no la aprovechamos. Y no hablemos de la inseguridad, que es terrible. La ciudad sangra realmente, como lo dice el libro. Y siguen pasando las mismas cosas porque no pasa nada. Como decíamos antes, es la voluntad de la gente. Vemos una ciudad asediada por asesinatos y por narcotráfico. Y, por el otro lado, hay una ciudad que está floreciendo de edificios en un país con 50 por ciento de pobres. Es decir, ¿cuál es la relación de todos estos edificios que están en construcción de muchísimas constructoras? Y muchas veces no se sabe quiénes son los dueños, de dónde salen los fondos. Pasamos por delante de todo esos edificios en construcción y no decimos nada. Esas son las carencias de valores y de principios que estamos teniendo como sociedad.

—¿Cómo será tu aterrizaje en la política?
—Espero que no sea forzoso… sino un aterrizaje suave. Siempre las etapas de transición tienen que ser lo menos perceptible posible. Pasar de la actividad privada a la pública también tiene que ser una etapa de transición programada. Como todos los empresarios en Argentina tenemos proyectos de transición, de corto, mediano y largo plazo. En este caso es lo mismo. Lo estoy trabajando de esa manera. Estoy hablando con algunos espacios políticos, pero hoy está todo tan dinamitado que no sabes qué partido va a quedar mañana. En su momento estuve hablando con Juntos por el Cambio, el PRO y también parte del radicalismo. Charlé también con un sector del peronismo. Pero no tengo nada firme ni concreto, sí tengo la intención de participar y por eso estoy armando un equipo de gente.

—Ya tenés un equipo entonces…
—Es una mesa de trabajo con personas de muchísima confianza en la que se discute qué vamos a hacer de acá en adelante: si vamos a participar en elecciones intermedias o en una candidatura a gobernador. No descarto absolutamente nada, ni que otra persona pueda ir de candidata. Hay muchísimos empresarios con ganas de participar y que necesitan que algún loco que dé el puntapié inicial.

—¿Cuál es el escenario que ves para adelante en materia económica?
—Creo que la situación económica actual va a permanecer por varios meses y quizás un año en este nivel de inflación. Todos apuestan a una gran cosecha, que puede ser que venga, pero un gobierno que actualmente emite 83.000 millones de pesos por día son bombas que van a ir explotando más adelante. Más en el caso de la industria de la alimentación, que dependemos de insumos importados: tenemos arriba de 50.000 millones de dólares de vencimientos para pagar el próximo año en insumos importados que ya están en Argentina. Entonces, ¿cómo va a afrontarlo el gobierno? Va a tener que hacer un cambio, un gran ajuste, y no estoy hablando solamente de la quita de subsidios, ni de beneficios o planes sociales, sino de un gran ajuste a nivel macroeconómico para frenar toda esta serie de líquidos que tienen dando vuelta que ya supera los ceros que no entran casi en una calculadora. Entonces, el gobierno que asuma el 10 de diciembre tiene que frenar toda esta bola de nieve que es la inflación atada por la emisión monetaria. No queda otro camino. Muchos dicen, “vamos, camina una híper”. Para mí esto ya es una híper. Porque si vos te comparás con los países del resto del mundo, la híper de los 80 era de tres dígitos; pero acá no tenemos países en la región con inflación más alta que la nuestra. Entonces estamos en una híper.

—Hablar o no de híper a esta altura es una cuestión semántica…
—Tal cual. Yo también tengo la esperanza de que se sienten todas las fuerzas vivas a firmar un pacto de, por lo menos, seis meses o un año que pueda llegar a ordenar este caos que estamos teniendo. Tiene que estar la voluntad del Poder Ejecutivo y fundamentalmente de los gobernadores, que ahí es donde va a tener Sergio Massa o Javier Milei que negociar con el PRO.

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