Tras haber transcurrido los 4 años, me siento en la obligación de describir con crudeza la realidad del puerto de Rosario que es dramática: no se han reconstruidos los mulles, se finalizó la paz social que existía creando un conflicto largo e innecesario, se fueron las líneas marítimas más importantes y cayó el volumen de carga.
Increíblemente, al contrario de lo que se esperaría, esta gestión se dedicó a fomentar actividades ajenas a la labor portuaria propiamente dicha, como, por ejemplo, administrar un bar en el sector de la Estación Fluvial que a pocas semanas de terminar el mandato lo concesionaron a un privado.
También se ocuparon de organizar eventos no relacionados a la logística como encuentros con influencers, y fomentar el turismo en la isla, cuyos beneficios prácticos o económicos han sido nulos tanto para el Ente como para el puerto (al menos, no ha quedado registrada ninguna ganancia económica por dichas actividades extra-portuarias).
A su vez, plantearon un proyecto estratégico a 50 años y para tal fin se contrató a una costosa consultora internacional que todavía no ha terminado el trabajo cuando estamos a menos de un mes del cambio de gestión.
Lejos de potenciar el rol del puerto de Rosario, la administración de los últimos cuatro años se concentró en criticar a la gestión anterior y desechar todos los avances que se habían logrado. Sin políticas de estado, hoy la situación vuelve a ser deficitaria y con las terminales inmersas en la incertidumbre.
De hecho, ni siquiera se avanzó en la urgente reparación de los muelles cuando en 2019 habíamos logrado un pre-acuerdo con el concesionario para comenzar las obras, pero el actual directorio lo dio de baja sin proponer ninguna alternativa; como resultado, los muelles siguen sin repararse,y no hay atisbo de un plan después de cuatro años de gestión.
En conclusión, lamentablemente estos últimos años han sido un gran retroceso para el Enapro, ya que ha empeorado en todos sus indicadores y no puede mostrarse una sola acción positiva.
Es válido decir que en este período el puerto de Rosario ha sufrido un autoboicot de sus propias autoridades. Es de esperar que con el cambio de gobierno (el gobernador electo, Maximiliano Pullaro, ya se ha manifestado a favor de reactivar los puertos) y una nueva dirección del Enapro, se pueda retomar la senda de logros y progreso, para Rosario y la región.
