Tres años con lluvias por debajo de la media llevaron al campo argentino a una campaña 2022/23 con escasas reservas de agua en los suelos. Este contexto, combinado con otros factores climáticos, dejó una cosecha para el olvido. El impacto de la sequía en la producción fue formidable. De 133,5 millones de toneladas (Mt) de producción en la campaña 2021/22, la cosecha 2022/23 no superó las 83 Mt, un desplome de más del 37 por ciento, de acuerdo a un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario.
Este golpe a la producción implicó también un desplome en las exportaciones nacionales. Después de cuatro años con embarques superando las 90 Mt, el 2023 cerró con un volumen exportado por debajo de 58 Mt. De esta manera, las exportaciones del agro cerraron el año que terminó con un recorte interanual de 41,1 por ciento y un mínimo desde el año 2008.
Más aún: este volumen embarcado al exterior se muestra como el tercero más bajo en 20 años. El campo exportó 40 millones de toneladas menos en 2023 con respecto a 2022. El complejo más castigado fue el de la soja, que tuvo un recorte exportador de casi 15 Mt, una merma cercana al 39 por ciento.
Por su parte, el maíz mostró una caída del 33 por ciento o de 12 Mt. Sin embargo, la peor baja en términos relativos se la lleva el trigo, con una caída de 76 por ciento en 2023 y que representó cerca de 11 Mt menos en materia de exportaciones. La excepción a la sequía vino por el girasol, que logró crecer en producción y tuvo un correlato en la exportación del orden de 2 por ciento interanual.
El ingreso de dólares a través de los complejos agroexportadores cayó 51%
Este derrumbe de las cantidades exportadas se reflejó en los dólares ingresados por los principales complejos agroexportadores. De acuerdo con datos de CIARA – CEC, que representa a los principales exportadores de cereales y oleaginosas, se registró una baja en la liquidación de divisas de 51 por ciento en 2023: fue el menor valor en 15 años.
El dato de liquidación de 2023 se ubica en 28 por ciento por debajo del promedio de los últimos cinco años y un 21 por ciento detrás del promedio de la última década. Dejando a un lado los períodos de abril y mayo, todos los meses de liquidación de 2023 fueron menores al promedio de la última década, en el contexto del desastre productivo que marcó la campaña 2022/23.
Un panorama de lluvias y venturosas perspectivas para el agro auguran una mejor producción 2023/24. Faltan algunos meses para el inicio de la cosecha gruesa, pero las más recientes proyecciones indican que podría avecinarse la segunda mejor cosecha de la historia argentina. Claro que dependerá también del otro término de la ecuación, los precios; de acompañar este rubro, se estaría ante una gran recuperación en la liquidación de dólares del sector.