El último viernes pasadas las 18 horas se abrieron las puertas de la elegante marquesa de Servian, El Circo. Las más de 1.700 personas que eligieron formar parte de la premiere ingresaron para vivir la Experiencia Servian con distintas actividades previas a disfrutar el show.
Con la puntualidad y profesionalismo que distinguen a la Compañía, a las 19 se encendieron las luces y comenzó la gran apertura teatral y coreográfica presentando “El gran sueño”. Una historia que entre secuencias circenses transmitió un sentido mensaje sobre conciencia ambiental.
Las primeras sensaciones de nervios se vivieron con el número de equilibrio en alambre tensado, donde el ambiente de aplausos y presión se fue incrementando a medida que Lucas Servian fue sorteando peligrosamente obstáculos en altura. Entre coreografías y un mundo de odaliscas se presentó la impactante performance de Ailén Servian sobre trapecio sencillo, donde aparece el personaje oscuro de la historia y una puesta energética atrapante.
La intervención del clown rompió la cuarta pared en reiteradas oportunidades haciendo partícipes a los espectadores, levantando risas de todos los rincones y dejando asentado que aún en las luchas hay que tomarse tiempo para sonreír. La premisa de cuidar nuestro planeta estuvo presente en cada acto y se hizo más fuerte en el gran número de acróbatas sobre piso con participación del total de los artistas en escena.
En la gran carpa castillo, con diseño exclusivo del Servian y confeccionada por Canobbio Textile con lona de última generación, se creó la atmósfera perfecta para el desarrollo de esta historia. La tecnología lumínica y auditiva acompañó cada acto desde los payasos, los inquietantes trapecios en altura y hasta el momento clave en el que un ruido de motores se robó la atención. Todas las miradas se posaron en la llegada de la y los motociclistas que en la esfera del globo de la muerte desafiaron las leyes de la gravedad.
A mitad de la función los espectadores pudieron disfrutar de las delicias del Candy Bar en la marquesa y sacarse fotos durante los veinte minutos de intervalo, antes de volver a sus asientos para continuar viviendo la magia del circo.
Se retomó la función y la pelea entre buenos y malos se fue desenvolviendo en el transcurrir de los números. Payasos, malabares, palo chino aéreo y cama elástica encajaron de manera perfecta para ir mostrando la lucha ambiental. Con un despliegue coreográfico electrizante entró en escena la identidad argentina. Pisando fuerte y erizando la piel la fusión entre tango y acrobacias de saltos a gran altura marcaron un hito.
El final de “El gran sueño” se transitó con la explosiva performance de Royal Gauchos, la compañía de malambo creada exclusivamente en Servian, El Circo que traspasó al público con su imponente energía y coordinación. Cuando todos seguían maravillados con las boleadoras llegó el momento de la batalla final de la cuál participaron todos los personajes. Aquí se vivió un emotivo y luminoso momento con la reflexión en el escenario sobre la importancia de cuidar nuestro planeta de manera colectiva.
El saludo final, con sonrisas por doquier y el aplauso de pie del público, demostraron que el mensaje fue recibido y la Compañía dejó su semilla plantada.