El gobierno de Javier Milei ha anunciado la desregulación del transporte público de pasajeros, una medida que busca revolucionar el sector y que ha generado expectativas en comunidades como Ricardone, Timbúes y Andino. Este cambio, enmarcado en la Resolución Nº57/2024, promete flexibilizar precios, recorridos y horarios, eliminando las rigideces de un sistema que por décadas no logró satisfacer las necesidades reales de muchas localidades.
Un modelo agotado
El transporte público en el Cordón Industrial ha estado dominado por monopolios que, amparados en subsidios multimillonarios, han ofrecido servicios ineficientes y desconectados de las demandas de los usuarios. La falta de frecuencias regulares y de cobertura en zonas clave dejó a localidades como Ricardone y Andino prácticamente aisladas, obligando a sus habitantes a depender de vehículos particulares o taxis para desplazarse.
Este modelo no solo perjudicó a los pasajeros, sino que también consolidó un sistema cerrado que enriqueció a pocos a costa de millones en fondos públicos. Con la desregulación, se abre la posibilidad de que nuevas empresas o particulares ingresen al mercado con propuestas más competitivas y ajustadas a las necesidades locales.
Oportunidades en el nuevo esquema
La resolución impulsada por la Secretaría de Transporte y el Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado permitirá a los operadores definir precios y recorridos, siempre bajo estrictos controles de seguridad. Esto podría traducirse en una proliferación de servicios más ágiles y accesibles, especialmente en áreas desatendidas.
En localidades como Ricardone y Andino, la medida facilita la posibilidad de que pequeñas empresas o incluso particulares utilicen vehículos utilitarios para ofrecer transporte hacia zonas del Cordón Industrial o la ciudad de Rosario. Este modelo de transporte flexible también podría replicarse en barrios periféricos de ciudades como San Lorenzo, conectándolos de manera más eficiente con los centros urbanos.
El desafío del acceso equitativo
Aunque la desregulación abre un abanico de oportunidades, también plantea desafíos. La competencia podría generar una oferta más diversificada, pero será fundamental garantizar que las tarifas sean accesibles para los sectores más vulnerables y que los nuevos servicios cumplan con estándares mínimos de calidad y seguridad.
En un contexto donde la conectividad es clave para el desarrollo local, la propuesta de Milei representa una alternativa prometedora. Las comunidades que por años sufrieron el aislamiento podrán, si las condiciones del mercado lo permiten, acceder a servicios de transporte más dinámicos y adaptados a sus necesidades.
La implementación exitosa de esta política será un termómetro del impacto que puede tener la desregulación en otros sectores estratégicos de la economía argentina. Para Ricardone y Andino, la esperanza de un cambio real ya comienza a tomar forma.