La discusión técnica sobre el diseño de los canales y las condiciones de navegación vuelve a ser eje de debate entre especialistas, con foco en el impacto del “squat” y su relación con las nuevas propuestas de profundización y diseño de la vía troncal.
La navegación segura por la Hidrovía Paraná-Paraguay plantea desafíos técnicos que no siempre son visibles para el público general, pero que resultan cruciales para la actividad comercial. En el centro del debate está el “squat”, un fenómeno que describe el cambio dinámico en la posición del buque, provocado por la disminución del agua libre bajo su casco, especialmente en canales de baja profundidad.
Especialistas en la materia discuten las implicancias de las recomendaciones del PIANC (Asociación Mundial para la Infraestructura del Transporte Acuático), que si bien son orientativas y no normativas, sirven como marco para evaluar los efectos del diseño de canales en relación al fenómeno del squat. Este efecto se ve influido por variables como la manga y el calado del buque, su velocidad, la profundidad del canal y la velocidad de la corriente.
La propuesta de llevar la profundidad del canal a 39 pies, con un margen UKC (Under Keel Clearance) de solo 2 pies sin modificar el diseño de la solera y los taludes, genera preocupación entre los expertos. Según sus análisis, un diseño que mantenga el mismo ancho de solera pero reduzca la distancia de agua libre bajo el casco podría intensificar el efecto squat, aumentando las probabilidades de que los buques, dependiendo de su diseño y carga, se aproen o apopen aún más durante la navegación.
Además, el factor de bloqueo (relación entre la sección transversal de la obra viva vs. sección disponible del canal) juega un rol determinante en la dinámica de navegación, afectando la estabilidad del buque. Este fenómeno podría agravarse con diseños que no contemplen ampliaciones de los anchos de canal en relación a las nuevas profundidades.
Por otro lado, las condiciones del Río de la Plata añaden una complejidad única. Las sondas de los buques mercantes suelen emitir lecturas erróneas al rebotar en la interfaz agua-limo, confundiendo a las tripulaciones sobre la distancia real al fondo. Este problema, definido por el PIANC en 1997 con el concepto de “profundidad náutica”, dificulta aún más los cálculos de seguridad y maniobrabilidad necesarios para evitar accidentes.
Con el debate técnico en pleno desarrollo, queda claro que cualquier modificación en los parámetros del canal debe considerar no solo la profundidad, sino también los diseños de solera, taludes y márgenes de seguridad. Los especialistas coinciden en que no basta con aspirar a mayores profundidades si no se contempla el impacto en la dinámica de los buques y la seguridad de la navegación.
La hidrovía Paraná-Paraguay es la columna vertebral del comercio exterior del país, y garantizar su operatividad requiere de decisiones basadas en análisis técnicos profundos que prioricen tanto la eficiencia como la seguridad.
