Producción en declive y capacidad ociosa en niveles récord
Según datos de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), la producción nacional de biodiésel en 2024 creció un 40% en comparación con 2023, pero el panorama sigue siendo crítico. Desde su punto máximo en 2017, la producción cayó un 60%, reflejando el impacto de decisiones políticas y la pérdida de competitividad en el sector.
Mientras tanto, la capacidad instalada en el país alcanza los 3,2 millones de toneladas anuales, de las cuales el 82% se encuentra en la provincia de Santa Fe, con el Cordón Industrial del Gran Rosario como epicentro del sector. Sin embargo, la industria trabaja con una capacidad ociosa cada vez mayor. En 2017, el nivel de subutilización de las plantas era del 33%, pero en 2024 se estima que supera el 70%, un récord histórico que pone en riesgo la continuidad del sector.
A diferencia de Argentina, la producción mundial de biodiésel creció un 75% en los últimos siete años. Países como Brasil duplicaron su producción, mientras que Indonesia la cuadruplicó y Estados Unidos la incrementó un 160% en el mismo período. La diferencia entre estos mercados y Argentina radica en políticas de fomento sostenidas y previsibles, que garantizan inversión y desarrollo del sector.
Factores que explican la crisis del biodiésel
La sanción del Marco Regulatorio de Biocombustibles en 2021 redujo el porcentaje obligatorio de mezcla de biodiésel en el gasoil del 10% al 5%, afectando gravemente la demanda. Aunque en 2022 se elevó al 7,5% ante una crisis de abastecimiento de gasoil, el corte sigue por debajo del nivel necesario para sostener la producción plena. Además, el gobierno mantiene la potestad de reducirlo hasta el 3%, lo que genera incertidumbre en las empresas.
A esto se suma la falta de cumplimiento efectivo del corte obligatorio, que ha limitado aún más la demanda de biodiésel en el mercado interno. Además, la industria enfrenta dificultades para acceder a mercados de exportación, con trabas arancelarias y falta de acuerdos comerciales estratégicos.
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El resultado de esta crisis se ve reflejado en los datos de comercio exterior. En el primer semestre de 2024, Argentina exportó solo 165.000 toneladas de biodiésel, la peor cifra desde la sequía de 2023, cuando se despacharon apenas 130.000 toneladas. La caída de las exportaciones agrava aún más la capacidad ociosa del sector.
El impacto en el Cordón Industrial del Gran Rosario
El Gran Rosario es el principal polo productor de biodiésel del país y concentra la mayor parte de la infraestructura del sector. La caída de la producción y el incremento de la capacidad ociosa tienen un fuerte impacto en la economía regional, afectando no solo a las plantas elaboradoras, sino también a una amplia red de proveedores, transportistas y trabajadores del sector.
La falta de previsibilidad y estabilidad regulatoria afecta las decisiones de inversión y podría llevar al cierre de algunas plantas si la situación no se revierte. La reducción de la actividad en las fábricas de biodiésel también impacta en el sector agroindustrial, ya que el biodiésel se produce principalmente a partir del aceite de soja, un insumo clave en la cadena productiva.
Oportunidades y soluciones para el sector
Para recuperar la producción y evitar que el sector continúe en caída libre, es clave implementar políticas de fomento que aseguren la previsibilidad y competitividad de la industria. Algunas de las medidas que podrían ayudar a revertir la crisis incluyen:
✅ Aumentar el corte obligatorio de biodiésel en el gasoil, llevando el mínimo nuevamente al 10% o más.
✅ Garantizar el cumplimiento efectivo de la mezcla obligatoria, evitando la subutilización del biocombustible en el mercado interno.
✅ Explorar nuevos mercados de exportación y negociar acuerdos comerciales que reduzcan las barreras arancelarias.
✅ Promover incentivos fiscales para la producción de biocombustibles, generando condiciones favorables para la inversión en el sector.
✅ Impulsar la diversificación de productos y el desarrollo de tecnologías más eficientes, como el HVO (diésel renovable), que está ganando mercado a nivel mundial.
Conclusión: un sector estratégico que no puede quedar rezagado
La caída del 60% en la producción de biodiésel y la creciente capacidad ociosa del 70% en el Cordón Industrial santafesino ponen en evidencia la falta de una política clara para el sector. Mientras otros países apuestan a los biocombustibles como alternativa sustentable y motor de desarrollo económico, Argentina enfrenta una crisis que podría profundizarse si no se toman medidas urgentes.
El sector del biodiésel es estratégico para la economía nacional y la sostenibilidad energética. Revertir la crisis no solo permitirá recuperar empleos e inversiones en el Cordón Industrial, sino que también fortalecerá el rol de Argentina como productor de energías renovables en el mundo. La solución está en la decisión política. ¿El gobierno tomará las medidas necesarias antes de que sea demasiado tarde?