El sistema previsional argentino enfrenta una crisis estructural de enormes proporciones. Según un informe elaborado por la Fundación Libertad, el esquema actual no solo es deficitario, sino que se sostiene a base de transferencias del Tesoro Nacional, generando un peso fiscal insostenible. Joaquín Aranguiz, economista e investigador de la Fundación, analizó en una entrevista con CNN Radio Rosario las cifras que explican cómo se llegó a esta situación.
“Hoy en Argentina hay 6,1 millones de jubilados y pensionados, que en total cobran 7,3 millones de beneficios, ya que muchos perciben tanto jubilación como pensión. Lo grave es que el número de beneficiarios se duplicó desde 2001 y el gasto creció un 120%”, explicó Aranguiz. La raíz de este problema, según el informe, está en la eliminación del sistema de capitalización (AFJP) en 2008 y su reemplazo por un esquema de reparto que es inviable en términos financieros.
En un sistema de capitalización, cada trabajador aporta a una cuenta propia, y al jubilarse, recibe un haber en función de lo que acumuló. En cambio, en el actual sistema de reparto, los trabajadores activos financian a los jubilados del presente. “El problema es que el sistema solo cubre el 50% de los beneficios con los aportes laborales. El resto se cubre con recursos del Tesoro, lo que agrava el déficit fiscal”, detalló el economista.
Otro dato alarmante es la composición del universo jubilatorio. “De los 7,3 millones de beneficios, el 60% corresponden a personas que ingresaron sin cumplir con los 30 años de aportes requeridos. Las moratorias previsionales multiplicaron los beneficiarios sin asegurar la sustentabilidad del sistema”, señaló Aranguiz.
El problema no es solo la cantidad de jubilados, sino la brutal caída del poder adquisitivo de sus haberes. Según el informe, desde 2017 las jubilaciones perdieron un 39% de su valor en términos reales. “Cada cambio en la fórmula de movilidad desde la era Kirchner hasta la actualidad fue erosionando los ingresos de los jubilados. La última reforma del gobierno de Milei estabilizó la pérdida, pero lo hizo en un nivel muy bajo”, explicó.
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¿Qué es el remordimiento del comprador?Además del problema financiero, la politización del sistema previsional ha llevado a decisiones arbitrarias que agravan la crisis. “Los fondos que quedaron tras la expropiación de las AFJP en 2008 fueron utilizados para gastos corrientes y maniobras políticas. En lugar de garantizar la sustentabilidad del sistema, se dilapidaron en intervenciones de mercado y financiamiento de otros programas estatales”, denunció Aranguiz.
La cuestión de fondo es que el sistema es insostenible en su estructura actual. “Cuatro de cada diez pesos que gasta el Estado nacional se destinan a pagar jubilaciones y pensiones. Con un esquema donde cada vez hay menos aportantes y más beneficiarios, no hay forma de sostenerlo en el tiempo”, advirtió el economista.
El informe concluye que, sin una reforma profunda, el sistema previsional argentino continuará en caída libre. “El país quedó atrapado en una trampa de la que es muy difícil salir. Se incorporó masivamente gente al sistema sin haber aportado y, al mismo tiempo, se destruyó el mecanismo que garantizaba cierta autosustentabilidad. Ahora el gasto es tan grande que cualquier intento de ajuste genera un impacto social y político difícil de manejar”, sentenció Aranguiz.
Mientras el debate político evita tocar el tema de fondo, los jubilados siguen siendo los grandes perdedores de un sistema que ya no se sostiene por sí solo. La pregunta es hasta cuándo se podrá seguir sosteniendo con parches una estructura previsional que se cae a pedazos.
