Desde la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (FADEEAC) salieron a ponerle palabras a lo que se vive todos los días en el asfalto: hay serias demoras en la obtención de la Licencia Nacional de Transporte Interjurisdiccional (LiNTI) y los camiones deben circular por rutas destruidas que ponen en riesgo a conductores, carga y equipos.
Licencias que no llegan y rutas que se rompen
El problema de las licencias no es nuevo, pero se agravó en las últimas semanas. “Hay demoras de hasta 30 días para conseguir turnos, y eso en este negocio es una eternidad”, dicen desde FADEEAC. La LiNTI, obligatoria para poder trabajar, se tramita a través de un sistema digital que no da abasto. El cuello de botella no solo afecta a nuevos choferes, sino también a los que necesitan renovar para seguir trabajando.
En paralelo, la infraestructura vial está en estado crítico, especialmente en los corredores clave para el agro y la industria. “Estamos viendo cómo se multiplican los accidentes por baches, banquinas colapsadas y puentes sin mantenimiento. Todo eso genera más costos, más demoras y más riesgos”, señalaron desde la entidad.
Pedir eficiencia con rutas rotas es puro verso
En el marco de un gobierno que impulsa reformas orientadas a la competitividad y reducción de costos logísticos, la falta de inversión en infraestructura y los fallos del sistema burocrático juegan en contra. “Se le pide eficiencia al sector privado, pero se lo somete a condiciones de trabajo que rozan lo impracticable. No hay equidad en esta ecuación”, agregaron desde FADEEAC.
El reclamo es claro: modernizar el sistema de licencias y declarar la emergencia vial nacional. Porque sin camiones en condiciones, no hay cosecha que llegue ni industria que produzca. Y el país lo paga con menos competitividad, menos dólares y más bronca.