Una bomba institucional que sacude Santa Fe y la justicia federal. El contador Gabriel Mizzau fue formalmente procesado por lavado de activos y quedó detenido en su domicilio por orden del juez federal Eduardo Rodríguez Da Cruz. El dato que genera escándalo es que Mizzau trabajaba simultáneamente para Esteban Alvarado, uno de los narcotraficantes más violentos de Argentina, y para el exjuez federal Marcelo Bailaque, que debía investigarlo.
La medida, dispuesta este viernes en Rosario, sella un capítulo decisivo en una causa que revela cómo el crimen organizado logró penetrar la estructura misma del Poder Judicial.
Vínculo directo entre narco y justicia
Durante la audiencia de imputación, los fiscales Diego Iglesias (de la PROCUNAR) y Juan Argibay (de la PROCELAC) desplegaron una batería de pruebas:
- Mizzau armó y manejó empresas clave del entramado de Alvarado, como Logística Santino SRL y Sagrado Corazón SRL.
- Realizó más de 500 comunicaciones telefónicas con Rosa Capuano, expareja y testaferro del narco.
- Fue señalado en un audio extraído del celular que Alvarado tiró a un lago mientras estaba prófugo: “Juntate con el contador, que está cagado”, ordenaba el capo narco.
El dato más explosivo: Mizzau era también el contador personal de Bailaque, quien tenía en su poder dos causas contra Alvarado. Es decir, el magistrado que debía investigar al narco compartía contador con él. Bailaque, hoy también imputado, renunció el 1° de julio pasado y cumple prisión domiciliaria.
La Justicia que garantizó impunidad
La investigación, iniciada a partir de una denuncia de la diputada provincial Lionella Cattalini, avanzó tras una revelación del periodista Germán de los Santos en AIRE Digital, quien destapó la doble función de Mizzau como operador financiero de Alvarado y asesor contable del juez Bailaque.
Según los fiscales, la inacción del exjuez –especialmente el rechazo de pedidos de escuchas en 2013 sin fundamentos– permitió el crecimiento del narcotraficante, que no solo multiplicó su patrimonio sino que desató una ola de violencia con decenas de crímenes en Rosario.
Todos en sus casas
Pese a la gravedad del caso y la contundencia de las pruebas, tanto Mizzau como Bailaque y el financista Fernando Whpei cumplen prisión en sus domicilios, por decisión del juez Rodríguez Da Cruz. Es la misma vara con la que en otras causas federales los responsables de vínculos con el narcotráfico continúan operando, aún procesados.
Este escándalo confirma lo que muchos ya sospechaban: una parte del Estado no solo fue cómplice, sino funcional al avance del narcotráfico. Mizzau, como contador, articuló esa maquinaria que blanqueó millones mientras la justicia miraba para otro lado… o, directamente, estaba adentro.