Narcotráfico internacional

Uruguay incauta 2 toneladas de cocaína y se refuerzan los nexos con el caso Vicentin en San Lorenzo

Uruguay incauta 2 toneladas de cocaína y se refuerzan los nexos con el caso Vicentin en San Lorenzo

Un operativo histórico en Montevideo permitió secuestrar dos toneladas de cocaína listas para ser embarcadas rumbo a Europa. La logística, similar a la detectada en el buque detenido en el puerto de Vicentin con casi media tonelada de droga, confirma la existencia de una red narco transnacional que utiliza el corredor fluvial para contaminar embarcaciones y sacar cargamentos desde el litoral del Cono Sur.

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Un operativo histórico en Montevideo permitió secuestrar dos toneladas de cocaína listas para ser embarcadas rumbo a Europa. La logística, similar a la detectada en el buque detenido en el puerto de Vicentin con casi media tonelada de droga, confirma la existencia de una red narco transnacional que utiliza el corredor fluvial para contaminar embarcaciones y sacar cargamentos desde el litoral del Cono Sur.

La secuencia de hechos revela una dinámica delictiva cada vez más sofisticada, que ya no reconoce límites geográficos entre Uruguay y Argentina. Las similitudes entre el cargamento enterrado en Punta Espinillo y el hallado en el buque cargado en la terminal de Vicentin en San Lorenzo no son meras coincidencias. Ambas operaciones comparten patrones logísticos, como el uso de lanchas para el traslado en alta mar, la elección de puertos fluviales con intenso movimiento exportador y el empleo de paquetes estancos con rastreadores y marcas narco, como las coronas impresas sobre los ladrillos de cocaína.

En el caso de San Lorenzo, el hallazgo de 469 kilos de droga en un barco que había hecho escala en Montevideo y cuyo destino era Europa, suma un dato revelador: el testimonio de un tripulante filipino que aseguró que la droga fue introducida durante la parada en Uruguay. La investigación busca determinar si los cargamentos narcos habrían salido al menos dos o tres veces por mes desde el puerto de Vicentin como declaró uno de los detenidos, transformando ese enclave santafesino en una posible base operativa recurrente para el narcotráfico internacional.

Del otro lado del río, en Montevideo, la situación no es distinta. La chacra donde se escondían las dos toneladas de cocaína estaba equipada con cámaras de seguridad y cuidada por un grupo reducido, lo que confirma la existencia de una estructura de apoyo local vinculada a una organización de escala superior. La droga había llegado por avioneta en noviembre y se preparaba para el embarque marítimo en las próximas horas. El operativo policial evitó que ese cargamento se sumara a la lista de buques contaminados que ya incluyen al caso de Vicentin.

La conexión entre ambos casos es cada vez más evidente y plantea un desafío mayúsculo: el río Paraná y el Río de la Plata son hoy las arterias de una logística criminal continental, donde se articulan recursos terrestres, fluviales y marítimos para abastecer el mercado europeo con cocaína producida en Sudamérica. Las organizaciones delictivas ya no actúan en compartimentos estancos, sino que operan de manera coordinada, a ambos lados del río y con redes bien montadas en puertos, chacras y barcos.

Patricia Bullrich, el día del hallazgo del cargamento.

Frente a este escenario, se vuelve imperioso fortalecer los mecanismos de inteligencia regional, control portuario e intercambio de información entre fuerzas federales. Lo que se juega no es solo una disputa contra el narcotráfico, sino la preservación de la soberanía y la seguridad en nodos logísticos estratégicos del Mercosur.