Después se preguntan por qué la gente no vota

Peronismo santafesino: mismas caras, mismas peleas y un electorado cada vez más lejos

Peronismo santafesino: mismas caras, mismas peleas y un electorado cada vez más lejos

Carteles de Agustin Rossi en la vía publica sin todavía ser el candidato
A horas del cierre de listas, el peronismo santafesino vuelve a exhibir su desgaste: los mismos nombres y las mismas internas de siempre, mientras la participación electoral se derrumba. En San Lorenzo, la puja nacional se cruza con una historia reciente de enfrentamientos locales entre Esteban Aricó y Martín Cerdera, y con el rol decisivo de Armando Traferri, que solo cuando participa logra ordenar la tropa y garantizar la unidad territorial.

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A horas del cierre de listas, el peronismo santafesino vuelve a exhibir su desgaste: los mismos nombres y las mismas internas de siempre, mientras la participación electoral se derrumba. En San Lorenzo, la puja nacional se cruza con una historia reciente de enfrentamientos locales entre Esteban Aricó y Martín Cerdera, y con el rol decisivo de Armando Traferri, que solo cuando participa logra ordenar la tropa y garantizar la unidad territorial.

El cierre de listas del peronismo en Santa Fe vuelve a exhibir una postal repetida: los mismos protagonistas de siempre, peleando por un lugar en las listas de diputados nacionales, mientras el electorado se aleja cada vez más de una oferta política que no se renueva.

Basta repasar un breve tramo de la historia reciente para entender por qué. En 2019, el PJ se alineó detrás de Omar Perotti en un contexto nacional donde Cristina Kirchner imponía con su dedo la fórmula presidencial Fernández–Fernández, en aquel video grabado en soledad que quedó como símbolo de poder concentrado. La unidad provincial duró poco: ya en las legislativas de medio término, la propia Cristina volvió a empoderar a Perotti, autorizando la candidatura de Roberto Mirabella para enfrentar a Agustín Rossi, entonces ministro de Defensa, y a Alejandra Rodenas, vicegobernadora de Perotti. Ganó Perotti, pero en la general se impuso Carolina Losada por Juntos por el Cambio.

Solicitada de Eduardo Toniolli en los diarios con la firma de Cerdera y Petrillo

En 2023, la desunión volvió a ser protagonista. El candidato a gobernador fue Marcelo Lewandowski, pero el resto de las estructuras del PJ fueron por su lado. En San Lorenzo, Esteban Aricó, con respaldo de Perotti, fue candidato a intendente con su propia lista de concejales, mientras Martín Cerdera lo enfrentó y superó, asegurándose una banca. Aricó, ya concejal, no logró sumar nuevos ediles y terminó compartiendo el Concejo con Cerdera, en bloques separados y enfrentados. Armando Traferri, jefe territorial indiscutido del PJ en la ciudad, jugó solo su reelección como senador, manteniéndose al margen de la disputa local por sus profundas diferencias con el sector de Perotti, que financió la campaña de Aricó.

La última elección para intendente, concejales y convencionales mostró que, con Traferri participando activamente, la unidad territorial es posible. Pero esa lección parece olvidada: a horas del cierre de listas, los espacios de Agustín Rossi y Eduardo Toniolli se tiran afiches y solicitadas, una estrategia tan vieja como ineficaz para el 99% de la gente, y que agrava la caída de la participación electoral —apenas superó el 50% en Santa Fe—, un dato que debería preocupar más que cualquier interna.

Hoy, Toniolli exhibe el respaldo de Juan Monteverde, sindicalistas y de Martín Cerdera y Jazmín Petrillo (concejal electa). Traferri, fiel a su respeto por los acuerdos, sostiene lo pactado: que Rossi encabece la lista en octubre. Un dato de color en la trama local: Cerdera viene del Movimiento Evita y su padre, Antonio, fue funcionario en la estructura de Rossi. Aricó, por su parte, se mueve con pragmatismo puro: responde a quien le acerque más a su objetivo de poder, sin convicciones partidarias firmes.

El peronismo santafesino parece atrapado en un loop infinito: internas que se reciclan, nombres que se repiten y acuerdos que se rompen, mientras la sociedad mira para otro lado. La pregunta es si esta vez lograrán romper el círculo vicioso, o si, como tantas otras, se quedarán peleando entre ellos por un lugar en la lista, mientras la política pierde relevancia y la democracia se vacía de participación.

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