El juez penal de Reconquista, Santiago Banegas, anunció que dejará su cargo el próximo 1 de octubre y generó un verdadero escándalo al reconocer públicamente que su decisión se debe a la falta de confianza en el propio Poder Judicial. En diálogo con AIRE de Santa Fe, Banegas sostuvo que en los últimos años se vienen imponiendo condenas con muy poca prueba, lo que a su entender llevó a que personas inocentes estén hoy tras las rejas.
Banegas, que ingresó al Poder Judicial a los 22 años y pasó por distintas áreas, entre ellas la Fiscalía de Homicidios, aseguró que llegó al límite cuando debió intervenir en un caso de abuso infantil en el que absolvieron en primera instancia, pero que en la Cámara de Apelación se revirtió la decisión con una sentencia que consideró de “muy mala calidad”. “Ese fue el momento en que dije que me quería ir del Poder Judicial”, afirmó.
En la entrevista, también remarcó que el sistema judicial actual “bajó los estándares de prueba” y que existe una enorme presión social y mediática que empuja a dictar prisiones preventivas masivas como herramienta de coerción, lo que a su juicio resulta “perverso”.
El magistrado denunció además que la Justicia de Reconquista está “altamente politizada” y que existe un clima de operaciones mediáticas que favorecen al Ministerio Público de la Acusación en detrimento de la magistratura. “No confiaba más en la Justicia”, resumió.
La salida de Banegas se suma a otros episodios recientes que ponen bajo la lupa al Poder Judicial santafesino. Semanas atrás, el juez civil y comercial de Reconquista, Fabián Lorenzini, decidió excusarse de la causa del concurso de acreedores de Vicentin, alegando “violencia moral” y en resguardo del decoro de su investidura. Su decisión se conoció poco antes de que la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe fallara en contra de la homologación del acuerdo preventivo de la cerealera.
Dos jueces de Reconquista en cuestión y un mismo trasfondo: la presión política, social y mediática que atraviesa la labor judicial en Santa Fe.