Viajar en micro es una especie de ritual argentino. Esa sensación de salir por la noche, quedarse dormido con el ruido del motor y despertarse en un paisaje completamente diferente. El país ofrece destinos que parecen sacados de un documental y la mayoría están conectados por rutas en las que los ómnibus circulan con sorprendente frecuencia.
Puerto Madryn: donde el mar es el protagonista
La costa patagónica muestra una de sus caras más impresionantes en Puerto Madryn. Las ballenas francas australes, de junio a diciembre, llegan a reproducirse en las aguas del Golfo Nuevo. Verlas desde la costa, sin tener que embarcarse en un bote, es un espectáculo que miles de turistas repiten año tras año, lo que hace que sea un destino imperdible para buscar micros y visitar la ciudad.
Pero además de cetáceos, la ciudad tiene más que ofrecer. En Punta Lomas, a 17 km del centro, hay una colonia permanente de lobos marinos que se puede observar desde miradores naturales.
Cafayate: viñedos entre montañas rojas
Los Valles Calchaquíes esconden uno de esos lugares que cuesta creer hasta que lo ves. Cafayate despierta con el aire seco del norte, rodeado de colinas que cambian de color según la hora del día. Las bodegas de altura producen vinos Torrontés que compiten a nivel mundial; muchas reciben visitantes sin necesidad de reservar con anticipación.
Los valles han mantenido un ritmo tranquilo en su día a día, que suele perderse en las grandes ciudades, como los lugareños que siguen sacando las sillas a la vereda para tomar mate mientras ven pasar la tarde.
Villa de Merlo: microclima de montaña
San Luis tiene en Villa de Merlo un destino que combina las montañas con un clima particularmente benigno. A principios del siglo XX, los médicos lo recomendaban para tratamientos respiratorios, y parte de esa fama se mantiene. Los locales dicen que el aire limpio es algo que se nota nada más bajar del autobús.
Termas de Río Hondo: relajación entre las montañas
En este balneario termal, Santiago del Estero ofrece algo diferente. Las aguas cálidas fluyen de forma natural a temperaturas de unos 40 grados centígrados, mientras que los complejos termales las utilizan en piscinas al aire libre durante todo el año. Los días nublados son los mejores: el vapor que se eleva de las piscinas crea una atmósfera casi mística.
Tafí del Valle: valle entre las nubes
Tucumán sorprende con este valle de gran altitud por donde las nubes pasan literalmente por debajo. Situado a 2000 metros sobre el nivel del mar, Tafí combina paisajes montañosos con un microclima fresco, incluso en pleno verano. El lago artificial La Angostura refleja las colinas circundantes como en una postal que parece haber sido editada digitalmente.
Tandil: montañas en medio de la pampa
Buenos Aires tiene montañas, aunque mucha gente lo olvida. Tandil surge en medio de la llanura con formaciones rocosas que desafían la monotonía de la pampa. El Parque Independencia ofrece rutas de senderismo con vistas al valle que sorprenden por su inesperada belleza. Es una ciudad que conserva el ambiente de pueblo pequeño, donde los comerciantes te siguen saludando por tu nombre después de haber estado en sus tiendas dos veces.
El Chaltén: la capital del trekking de Argentina
El Chaltén es la meca del senderismo en Santa Cruz. Aunque el pueblo se creó originalmente en 1985 por motivos fronterizos, ahora funciona como centro de descubrimiento de glaciares, lagunas y montañas. La caminata más famosa es la del Fitz Roy, aunque requiere una buena condición física. Pero hay otras opciones como la Laguna de los Tres o el Chorrillo del Salto, que siguen ofreciendo unas vistas que te hacen olvidar el cansancio.
