En un encuentro cargado de tensión y emoción, Román Galarza y Nicolás Zapulla fueron los autores de los goles que desataron el festejo local. La serie había comenzado con un empate sin goles en el partido de ida, por lo que la revancha terminó siendo decisiva y no dejó margen para el error.
Timbuense mostró carácter en el momento clave del torneo y supo imponerse ante un rival exigente. El equipo coronó así una temporada sólida y regular, que lo tuvo como protagonista de principio a fin.
En números, el campeón cerró el año con 56 puntos en 28 partidos. En el Apertura sumó 19 unidades y finalizó tercero en su zona, mientras que en el Clausura fue ampliamente superior: cosechó 37 puntos, se quedó con el primer puesto y obtuvo el pase directo a las semifinales.
En esa instancia, Timbuense dejó en el camino a Belgrano de Serodino, antes de disputar la gran final ante Club Maciel. El triunfo en la revancha selló una campaña histórica y desató la celebración en Timbúes.
Con este título, el Club Timbuense escribe la página más gloriosa de su historia y se afirma como uno de los protagonistas del fútbol regional, en una consagración que quedará en la memoria de jugadores, cuerpo técnico y simpatizantes.








