Los instrumentos de precios al carbono se consolidan a nivel global y regional como una de las herramientas centrales para enfrentar la triple crisis planetaria de clima, pérdida de naturaleza y contaminación. Al mismo tiempo, abren nuevas oportunidades de financiamiento para la acción climática y el desarrollo sostenible.
Los recientes informes del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático advierten sobre el aumento sostenido de la temperatura promedio del planeta. Además, confirman el rol determinante de las actividades humanas en el calentamiento global. En ese marco, los esfuerzos actuales resultan insuficientes para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París. Esto ha llevado a gobiernos nacionales y subnacionales a profundizar políticas de mitigación.
Qué son los precios al carbono
Los precios al carbono son instrumentos económicos diseñados para internalizar los costos sociales de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), en particular del dióxido de carbono (CO₂). Estos mecanismos buscan modificar decisiones de producción y consumo al asignar un valor monetario a las emisiones. Incentivan la reducción de emisiones y la adopción de prácticas más sostenibles.
Las emisiones provenientes de actividades productivas constituyen una externalidad negativa. En efecto, los costos reales sobre el sistema climático global no son asumidos por quienes las generan. Esta situación produce ineficiencias económicas y refuerza la necesidad de instrumentos correctivos.
Modalidades de fijación de precios
Existen distintas formas de introducir un precio al carbono. La vía explícita incluye impuestos al carbono y sistemas de comercio de emisiones. Otras estrategias incorporan precios sociales o ficticios del carbono en instrumentos financieros, evaluaciones de inversión pública e incentivos a proyectos de baja intensidad de emisiones.
En todos los casos, estos mecanismos no solo inducen cambios de comportamiento. También generan recursos fiscales que pueden destinarse a financiar la transición hacia economías bajas en carbono.
El rol de la CEPAL y la cooperación internacional
En América Latina y el Caribe, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe viene desempeñando un papel activo en la asistencia técnica a los países de la región. Así, contribuyen al diseño e implementación de instrumentos de precios al carbono.
A través de su Unidad de Economía del Cambio Climático, la CEPAL ha trabajado en temas como el estado de los precios al carbono en la región. También han trabajado en los impactos distributivos de los impuestos al carbono, la estimación del precio social del carbono para la evaluación de la inversión pública y el fortalecimiento de capacidades técnicas en áreas de Finanzas, Economía, Planificación y Medio Ambiente.
Estos estudios, desarrollados con el apoyo del programa EUROCLIMA de la Unión Europea, aportan herramientas concretas para avanzar en políticas de mitigación. Todo esto se hace a menor costo y con mayor efectividad.
Una oportunidad para los municipios portuarios
En el plano local, especialistas analizan el potencial de aplicar esquemas de precios al carbono en municipios y comunas portuarias. Esto se plantea particularmente como alternativa o complemento a las tradicionales tasas de mantenimiento de caminos.
Según estimaciones preliminares realizadas por técnicos del sector, un esquema de tasas al carbono asociado a las actividades con mayor huella de emisiones podría triplicar los ingresos municipales. Se trata de cálculos indicativos que abren el debate sobre nuevas fuentes de financiamiento local alineadas con objetivos ambientales.
Este tipo de instrumentos permitiría, además, vincular de manera más directa la recaudación con el impacto ambiental de las actividades productivas. Además, generaría recursos para inversiones en infraestructura, movilidad, control ambiental y adaptación al cambio climático.
Desafíos y agenda futura
La implementación de precios al carbono plantea desafíos técnicos, políticos y distributivos. Sin embargo, también representa una oportunidad para ordenar incentivos económicos, mejorar la eficiencia y fortalecer las finanzas públicas en distintos niveles de gobierno.
En un contexto donde la región concentra una parte sustancial de la actividad agroindustrial y logística del país, el debate sobre precios al carbono comienza a ganar espacio. Se presenta como una herramienta estratégica para articular competitividad, sostenibilidad y desarrollo territorial.
