El dirigente santafesino Agustín Rossi se convirtió con estos años de kirchnerismo, y gracias a su capacidad de adaptación para ocupar cargos sin ponerse colorado, en un personaje tragicómico similar a su colega en el gobierno de Alberto Fernández, Sergio Massa.
Cualquier cargo que quede vacante en los gobiernos del Kirchnerismo puede ser ocupado por el “Chivo”, hasta la semana pasada fue el jefe de los espías y hoy es el jefe de lo ministros de Alberto. Un gabinete que, depende las semanas, tienen o no dialogo entre ello. Por ejemplo: hace tan sólo 5 días Alberto no contaba en su gobierno a su ministro del interior, Wado de Pedro, hoy por lo menos si lo cuenta.
Rossi es un animal político golpeado y en busca revancha, convertido en el principal aliado de Alberto dentro del gobierno. Ambos tienen el mismo objetivo: terminar con el poder absoluto de Cristina Kirchner y La Cámpora.
Rossi viene de dos grandes desplantes propiciados por Cristina, que fueron construyendo el odio visceral que siente por la vicepresidenta y que no oculta entre sus colaboradores y militantes. El primer gran desplante “El Chivo” lo sintió en 2019, cuando por su disciplina partidaria sentía que él debía ser el candidato a Presidente elegido por Cristina en lugar de Alberto Fernández. Y el segundo gran golpe fue en 2021, cuando fue vetado por la propia Cristina para ser el candidato de la unidad en Santa Fe. Es situación lo llevó a enfrentar al candidato de Omar Perotti, que contaba con todos los fierros del estado nacional y provincial.
En una Argentina llena de sótanos oscuros, el paso de Rossi por la AFI y a sabiendas de que Manzur renunciaría en los primeros meses de 2023 al cargo de Jefe de Gabinete, no deja margen para no creer que sea una pretemporada de aprendizaje en maniobras de información privilegiada, muy utilizadas por el kirchnerimos para ir contra propios y extraños. Hoy Rossi ya está sentado junto a Aníbal Fernández -hoy usó Clarín para avisarle al Kirchnerismo que Cristina no está proscripta- como dos grandes defensores del gobierno de Alberto. Claro que en el Peronismo, defensores se debe leer como atacantes y el arco contrario no está donde todos suponen, hay que prepararse para ver otra linda función histórica partidaria, peleando su poder en internas y siendo gobierno.
Señores pasen y vean, el show está en su mejor momento.