Los industriales de la soja pusieron su preocupación ante el estancamiento que desde hace un tiempo padece este sector.
Según advierten, en los últimos diez años la cosecha de soja en Argentina tuvo un retroceso de 9 por ciento, pasando de 50 a 44 millones de toneladas. Por entonces, se especulaba que al presente, esa cifra podría oscilar en 70 millones.
La cifra tiene incidencia directa en el nivel productivo del complejo sojero, pues hoy la capacidad ociosa instalada ronda el 50 por ciento y, por lo señalado, no hay en vista que pueda generarse una recuperación que impulse una reactivación industrial.
Esta situación se enmarca dentro de un mundo que sigue aumentando sus demandas en proteínas de vegetales, sobre todo aquellas que tienen alto rendimiento y bajo precio, como es el caso de la soja y la harina de soja, donde nuestro país es el primer abastecedor mundial de esta harina proteica.
En el mismo período fue Brasil el país que mayor incremento tuvo en su producción, con un aumento de 69 millones de toneladas, pasando de 75 a 144 millones, o sea, el 91 por ciento. También Estados Unidos tuvo un alza de 31 por ciento, pasando de 91 millones de toneladas cosechadas a 119 millones; ergo, los más inmediatos competidores crecieron y nuestro país, retrocedió.
Todo esto se traduce en pérdidas económicas. La cadena de comercialización se reciente y ni hablar de esta región que tiene al complejo sojero como el principal generador de recursos que permite al Cordón Industrial diferenciarse casi de cualquier otra zona del país.
En 2010, la Argentina procesaba 36 millones de toneladas, mientras que una década después, para el 2022, se proyecta un volumen prácticamente igual. En el mismo período, Estados Unidos aumentó su molienda en 14 millones de toneladas y Brasil en 10 millones. Así y todo, nuestro país tuvo un leve aumento en la producción de harina de soja, sustentado por la importación temporaria de soja proveniente de Paraguay, lo que permitió que se mantenga el nivel de empleo, exportaciones e ingreso de divisas.
«Si Argentina hubiese seguido el ritmo mundial de crecimiento de producción de soja, hoy estaríamos produciendo más de 70 millones de toneladas anuales y hubiésemos generado divisas adicionales en similar cuantía a la deuda externa que tenemos con el FMI», confió uno de los industriales.
Eso ya no lo hicimos, pero se nos viene una amenaza nueva. Vamos a seguir como observadores o vamos a reaccionar?.
«Desde la cadena de la soja (ACSOJA) se promueve un plan para llegar a 70 millones de toneladas de soja en pocos años, para eso debemos hacer tres acciones: bajar la carga tributaria para producir más y generar más divisas e ingresos fiscales, sin intervenciones estatales en la exportación (menos retenciones más exportaciones); regulaciones que permitan la captura de valor de la innovación de nuevas sojas con mejor genética y biotecnología (como tienen Brasil, Paraguay y Uruguay); y un plan de infraestructura exportadora (trenes y accesos a puertos incluyendo una pronta licitación para profundizar la Hidrovia)», agregó.
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