Cerca de las 21.45, los gendarmes vieron acercarse a gran velocidad una motocicleta en la que viajaban dos personas con un bebé en brazos. Entre gritos desesperados, pedían ayuda porque el pequeño “se me muere”.
Al detenerse frente al control, entregaron al niño —que estaba totalmente desvanecido, sin respiración regular ni signos vitales aparentes— a los efectivos, quienes de inmediato comenzaron a practicar maniobras de desobstrucción de las vías respiratorias.
Tras unos segundos de tensión, el bebé rompió en llanto y expulsó un objeto junto con secreciones, recuperando la respiración.
En ese momento, una automovilista que pasaba por el lugar se detuvo y ofreció trasladar al menor junto a los gendarmes al Centro de Salud Catalina Salomón de Puerto General San Martín. Allí, el bebé de apenas cinco meses fue atendido por profesionales médicos, quienes constataron que ya se encontraba estable y lo dejaron en observación junto a sus padres.
Gracias a la rápida reacción y capacitación del personal del Escuadrón de Seguridad Ciudadana, la situación no terminó en tragedia.
