Bruscaglia y Juárez no pudieron superar, en San Lorenzo, los votos de Mónica de la Quintana

La conducción del peronismo sanlorencino que encaró Herme Juárez no alcanzó para pelearle la intendencia a Raimundo ni para ganar terreno en el Concejo Municipal. Sigue sin superar la performance de 2007


Otra derrota para el peronismo local, que sigue sin hallarle la vuelta para seducir al electorado.

Es que con la puesta en escena de la estrategia ideada por el  presidente de la Cooperativa de Trabajos Portuarios de Puerto San Martín, en algún momento, se pensó que tendría efecto. “Juárez conductor del peronismo” terminó como debía: una amplia derrota del candidato a intendente Higo Bruscaglia y un marcado retroceso en los votos obtenidos durante las PASO de abril para las concejalías.

Será el mismo justicialismo quien deberá sincerarse y analizar las causas de este nuevo traspié, que viene sucediéndose desde 2005 de manera consecutiva, esto es, en las últimas seis contiendas electorales (2005, 2007, 2009, 2011, 2013 y la de ayer).

Demasiado para un partido de la talla y trayectoria del peronismo, más aún, cuando supo tener períodos de “gloria” en una ciudad con alma obrera que gobernó cada vez que la democracia le permitió a sus ciudadanos dirimir en las urnas quienes serían sus mandatarios.

Por eso, algunos dirigentes comenzaron a hablar (con el diario del lunes, es cierto) de un recambio generacional urgente, recurriendo incluso a figuras representativas de este movimiento político como lo son los referentes sindicales, prácticamente excluidos de las elecciones de estos últimos años.

¿Qué fue lo que le pasó por la cabeza de Juárez al idear esta fallida estrategia?

El dirigente empresarial apostó a que su figura sería suficiente para, por un lado, encantar al electorado, y por el otro, unificar criterios internos. Está visto que no logró uno y otro objetivo.

Primero, porque los votos cosechados en San Lorenzo no alcanzaron siquiera a aproximarse a los obtenidos por la ex intendenta Mónica de la Quinta en 2007, cuando buscaba su reelección en momentos en los que la ciudadanía en general le dio la espalda y gran parte del peronismo el “enrostró” el mote de la peor representante de todos los tiempos.

De hecho, el mismísimo Juárez alentó jugar esa interna que, tras perderla, no dudó en retirarse del seno del partido y avalar la candidatura del radical Leonardo Raimundo, a l postre, el ganador de esas elecciones.

El electorado pudo recordar aquello que le quitó confianza a las palabras del portuario, o bien nunca creyó las propuestas expuestas en esta ocasión, muchas de ellas rozando lo ridículo, como la maqueta expuesta para construir un anchísimo cantero central en plena avenida San Lorenzo que haría imposible la circulación vial en la principal arteria de la ciudad.

Y tampoco supo componer un proceso de unidad interna. De haberlo hecho, el caudal de votos logrado en las PASO de abril, que superaron los 11.000, se habrían mantenido, pero ahora apenas superaron los 7.000. Más de 4.000 sufragios perdidos en menos de dos meses es demasiado, incluso admitiendo las diferencias con las que debe observarse ambas elecciones, pasándose de un discurso de “3 a 1” (en referencia a l distribución de las cuatro bancas en juego) a au favor, en la dura realidad que mostró todo lo contrario.

Además, Juárez jamás supo cómo traspasar su supuesta preferencia a los candidatos Hugo Bruscaglia y Alejando Cabral. Durante los últimos días, el mismo estibador fue quien solicitó a la población que le prestara su voto por cuatro años para gobernar San Lorenzo. Él, que no era candidato, decía que conduciría los destinos de la ciudad. Un disparate o una alucinación de alguien que cree ser Perón, en referencia a su estrategia “Cámpora al gobierno, Perón al poder” que le permitiría volver desde el exilio en los años 70.

Toda esta catarata de horrores estratégicos y políticos acabó por ratificar a las figuras del  oficialismo, que si bien fueron electos a base de su propia gestión, también capitalizaron esa ineficiencia.

Fiel a su estilo personalista, Herme Juárez intentó “arrear” a todos detrás de su figura y su mandato, tal como supo construir en la Cooperativa de Trabajo que preside en Puerto San Martín. Algunos, con incongruencias ideológicas lo siguieron, como el caso del “camporista” Alejandro Cabral, y otros lo rechazaron, como la “kirchnerista” Soledad Chiodín. Algunos se abrazaron desde el primer momento, como el mediático Hugo Brsucaglia, y otros lo bancaron para mantener un status quo, como el caso de Gustavo Nonis.

Como fuese, los resultados están puestos y el peronismo volvió a perder en San Lorenzo. Y por mucho. El único ganador fue el actual senador (logró su reelección) y ex intendente Armando Traferri, quien actuó con la suficiente inteligencia que le da sus años en la política y salió ileso de esta contienda (VER APARTE).

Comentarios