En los campos del departamento de La Cocha, la colza atraviesa su etapa de plena floración y demuestra gran adaptabilidad con altos rendimientos. Su rol como cultivo bioenergético permite intensificar las rotaciones sin desplazar a los cultivos tradicionales, aportando cobertura del suelo, control de malezas y un mejor balance de carbono.
Los híbridos Diamond y Nuola 300 vienen mostrando un desempeño sobresaliente en el NOA, con potenciales de rinde superiores a los cultivos de invierno más habituales. A su vez, la raíz pivotante de la colza mejora la salud del suelo, ayuda a descompactar los lotes y devuelve nutrientes con rapidez gracias a su baja relación carbono-nitrógeno.
El modelo de negocio de Bunge resulta especialmente atractivo para los productores: compra el 100% de la producción, sin castigos en caso de menores rindes. Con precios de referencia internacionales y un destino asegurado hacia biocombustibles, la colza ya se perfila como una opción más rentable que el trigo y con perspectivas de crecimiento sostenido en la región.
