Puerto San Martín

Buyatti y la lucha de sus empleados por sostener una empresa con poco futuro

Hace hace que arrastra problemas y los dueños jamás se decidieron por resolver. Año tras año fue alquilada y así los obreros mantenían a duras penas sus cargos. Hoy, la situación es más compleja que nunca

Los casi cien trabajadores de la cerealera Buyatti, radicada en Puerto San Martín, comenzaron el año como lo terminaron. O peor aún, porque los días pasan y la incertidumbre sobre el futuro de sus puestos laborales, crece.

Desde el pasado 1º de diciembre el plantel quedó afuera de la fábrica. Para esa fecha venció el contrato que la firma tenía con un tercero para que fasoneara (alquilara) la planta industrial para sostener su producción con los empleados incluidos.

De tal manera, el grupo conservaban sus puestos de trabajo, aunque con algunas concesiones respecto al resto de los aceiteros.

Sin contrato de fasón y con ningún grupo empresario interesado a la vista para que repita dicha operación, Buyatti comunicó a sus obreros que cesaba su producción y les propuso un plan de retiro volintarios.

Así están y no saben hasta cuando seguirán.

La situación no es nueva, porque viene repitiéndose año tras año. Algo así como la crónica de una muerte anunciada, parafraseando al gran García Márquez.

Con una patronal sin intención de reactivar por sí misma la fábrica, no quedan demasiadas alternativas. O se alquila a un tercero o se la entrega a sus empleados para formar una cooperativa.

Mañana, el Sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros (SOEA) del departamento San Lorenzo acudirá a una reunión convocada por el Ministerio de Trabajo de la Provincia donde los Buyatti deberían exponer una propuesta sobre el futuro de su empresa. Esto es lo que acordaron las partes en el último encuentro mantenido el año pasado.

¿Habrá un plan de reactivación? ¿O se comunicará el despido de todo el personal con el correspondiente pago de indemnizaciones? Por el momento, la oferta de retiros voluntarios fue rechazada por amplia mayoría.

Al día de hoy se les adeuda el aumento salarial de la última paritaria y las vacaciones, además de denunciar una mala liquidación de sus aguinaldos.

A la espera de novedades, un grupo de operarios siguen apostados en los portones de la fábrica, a la espera de un milagro.

 

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