El espanto volvió a instalarse en la región. En las últimas semanas, tres crímenes atroces contra adultos mayores sacudieron a las comunidades de San Lorenzo y Capitán Bermúdez, dejando una huella de dolor e indignación por la saña con la que fueron cometidos.
El caso más reciente ocurrió este sábado 27 de septiembre en Capitán Bermúdez. Cerca del mediodía, María Concepción Bonfietti, de 82 años, fue hallada sin vida en su vivienda de calle J.V. González al 200. El cuerpo presentaba golpes en la cabeza y estaba maniatado, una escena que no dejó lugar a dudas: la mujer fue víctima de un ataque feroz dentro de su propia casa.
La alerta llegó al 911 y en minutos la vivienda quedó cercada por la policía. La fiscal de San Lorenzo, Melisa Serena, ordenó el traslado del cuerpo al Instituto Médico Legal de Rosario para la autopsia, además de la intervención del gabinete criminalístico, que realizó el relevamiento de rastros, toma de fotografías y la búsqueda de pruebas en cámaras de seguridad públicas y privadas de la zona.
Una secuencia de horror
Lo ocurrido en Capitán Bermúdez no es un hecho aislado. Hace pocos días, el abuelo del exfutbolista Marcos Ruben murió en San Lorenzo tras una brutal golpiza sufrida en su casa durante un robo. Había quedado internado en grave estado y no logró recuperarse de las heridas.
En otro caso que estremece por su brutalidad, una mujer fue asesinada en su vivienda de General López al 100, en la zona sur de San Lorenzo. Los peritos reconstruyeron que los atacantes le destrozaron el cráneo con una garrafa, un ensañamiento tan bestial que obliga a interrumpir la lectura de los informes periciales para poder respirar.
Tres vidas segadas con violencia irracional, en un radio de apenas kilómetros, y con un denominador común: la vulnerabilidad de adultos mayores convertidos en blanco de jóvenes delincuentes con frondosos antecedentes, muchos de los cuales viven a escasas cuadras de sus víctimas.
Un espiral de violencia sin explicación
La saña desplegada en cada ataque deja sin palabras a la sociedad. No se trata solo de robos: en todos los casos, las víctimas fueron golpeadas con una violencia desmedida, sin que exista razón que justifique semejante nivel de crueldad.
Mientras avanza la investigación en Capitán Bermúdez, los recuerdos de los otros dos homicidios recientes se entrelazan en la memoria colectiva de la región, que hoy se pregunta qué puede llevar a delincuentes tan jóvenes, con prontuarios extensos, a descargar semejante brutalidad sobre personas indefensas.
Investigación en marcha
La fiscal Serena ya dispuso una serie de medidas para intentar reconstruir la mecánica del crimen en Bermúdez y dar con los responsables: autopsia, análisis de rastros, entrevistas a vecinos y relevamiento de cámaras. En paralelo, en San Lorenzo las causas de los otros dos homicidios siguen abiertas y con imputados que enfrentan acusaciones por homicidio agravado.
Lo que une los tres casos es la marca indeleble que dejan en el Cordón Industrial: la sensación de indefensión, el miedo que se expande en las calles y la indignación frente a una violencia que parece no tener límites.
