La fusión de Bunge y Viterra, dos de las mayores comercializadoras de materias primas agrícolas del planeta, se encuentra a la espera de una última aprobación clave: la de las autoridades antimonopolio de China. Aunque el acuerdo ya fue aprobado por la Unión Europea y Canadá, la definición del gobierno chino es crucial para cerrar la operación valuada en más de 8.200 millones de dólares.
El proceso regulatorio chino se encuentra en su etapa final, según voceros de ambas compañías. La decisión, que se espera para las próximas semanas, determinará si finalmente nace un nuevo gigante de las commodities capaz de competir palmo a palmo con Cargill y otros jugadores del grupo ABCD.
El acuerdo se da en un contexto de tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, lo que ha demorado su evaluación. Sin embargo, Bunge y Viterra destacaron el “diálogo constructivo” mantenido con las autoridades del país asiático, donde la ley antimonopolio raramente ha bloqueado este tipo de fusiones desde su implementación en 2008.
Impacto directo en la región: el caso Renova en Timbúes
Más allá del plano internacional, el acuerdo tiene derivaciones directas en el cordón industrial de Santa Fe. Uno de los principales activos de Viterra es su participación en Renova, la planta de crushing de soja ubicada en Timbúes, considerada la más grande del mundo en su tipo.

Renova, que fue epicentro del conflicto judicial de Vicentin, hoy está bajo un esquema de cogestión que incluye a Viterra y otros socios. La posible incorporación de Bunge podría redefinir la matriz de decisiones en una de las instalaciones estratégicas para la exportación de aceites, harinas y biocombustibles desde la Argentina.
Argentina aún no se pronunció
Mientras tanto, la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC) en Argentina aún no emitió un fallo definitivo sobre la operación. Según la normativa local, el acuerdo puede avanzar, aunque el organismo puede requerir medidas correctivas a posteriori.
El contexto de competencia en el rubro agroexportador argentino es particularmente sensible, ya que Bunge y Viterra figuran entre los principales actores del sector, con puertos propios, plantas industriales y fuerte participación en el comercio de granos.
Un nuevo orden global, con epicentro en el Paraná
La fusión Bunge-Viterra no sólo busca una mayor eficiencia global, sino también consolidar posiciones estratégicas en regiones clave como Sudamérica. La cuenca del Paraná-Paraguay, con sus terminales en San Lorenzo, Timbúes y Puerto General San Martín, es uno de los epicentros de ese juego de poder.
Mientras el mundo espera la decisión final de China, en el cordón industrial santafesino ya se proyectan las posibles implicancias de una megafusión que podría reconfigurar el mapa agroexportador local e internacional.