En medio de la gira de Sergio Massa, China refuerza la presión para obtener la concesión de la Hidrovía, cuyo dragado y balizamiento está actualmente a cargo del Estado argentino, aunque subcontrata a una empresa belga. Por su parte, Estados Unidos busca resistir el avance chino en América Latina.
La Hidrovía Paraná-Paraguay, vital para el comercio argentino al representar el 80% de las exportaciones del país, se ha convertido en un conflicto central en la estrategia de Estados Unidos para frenar la influencia de China en la región.
Actualmente, la Administración General de Puertos (AGP) controla el dragado y balizamiento, subcontratando a la empresa belga Jan de Nul. Sin embargo, la concesión venció en 2021 y tanto China como Estados Unidos buscan imponer sus intereses en una eventual nueva licitación.
China presiona para que se abra la licitación este año, aunque reconoce las dificultades políticas para lograrlo. La estrategia de Beijing es utilizar este proyecto como puerta de entrada para proyectos secundarios y reducir el déficit comercial con Argentina.
El interés de China va más allá del control político y económico de la vía fluvial, ya que busca garantizar un dragado lo suficientemente amplio para permitir el paso de sus buques cargueros. Recientemente, China aprobó la importación de maíz y sorgo desde Argentina, lo cual podría interpretarse como un gesto para aumentar las importaciones de otros productos.
Por su parte, Estados Unidos ha aumentado su apoyo a la empresa belga Jan de Nul y busca que la licitación se realice bajo los mismos estándares del año pasado, cuando esta fue la única empresa en carrera. Europa también muestra resistencia ante el avance chino en la región.
La Hidrovía se ha convertido en un punto de tensión central entre China y las grandes potencias occidentales, quienes intensifican sus estrategias para contrarrestar la influencia del gigante asiático en América Latina. Mientras tanto, Sergio Massa continúa con su viaje en el extranjero.