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Una barcaza chocó contra la barranca en Puerto Curtiembre y reavivó el debate sobre la seguridad en la Hidrovía

Una barcaza chocó contra la barranca en Puerto Curtiembre y reavivó el debate sobre la seguridad en la Hidrovía

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Un accidente registrado este martes en la zona de Puerto Curtiembre, Entre Ríos, volvió a encender las alertas sobre las dificultades de maniobra de los grandes convoyes fluviales, justo cuando avanza el debate regional sobre la posibilidad de ampliar las dimensiones autorizadas en la Hidrovía Paraguay–Paraná.

El hecho ocurrió en el sector conocido como Tres Cruces, a unos tres kilómetros río arriba del camping de Curtiembre. Un remolcador que empujaba nueve barcazas cargadas perdió el control de la formación y una de las embarcaciones impactó con fuerza contra la barranca del río Paraná. La escena fue registrada por pescadores y rápidamente viralizada en redes sociales y medios locales como El Once.

Aunque el impacto fue violento y generó preocupación entre vecinos de la zona, no se reportaron heridos ni daños relevantes en la carga, según las primeras informaciones. Tampoco se registraron filtraciones ni incidentes ambientales.

El episodio toma especial relevancia en el contexto de discusión sobre la ampliación de eslora y manga de los convoyes fluviales. Brasil y Paraguay impulsan un nuevo esquema operativo que habilitaría embarcaciones de hasta 300 metros de largo y más de 50 de ancho, bajo el argumento de mejorar la eficiencia logística y reducir costos de exportación. Argentina, en cambio, se mantiene firme en su rechazo, advirtiendo sobre el riesgo de accidentes en tramos de navegación compleja, con curvas cerradas, menor calado y escaso margen de maniobra.

Para quienes se oponen a flexibilizar las reglas actuales, el accidente de Curtiembre es un claro ejemplo de los límites físicos y operativos del río, incluso bajo las condiciones vigentes. También se suman las preocupaciones por el impacto ambiental, la erosión de barrancas y la necesidad de resguardar la navegabilidad sin comprometer la seguridad.

La Hidrovía Paraguay–Paraná sigue siendo una columna vertebral para el comercio regional, con más de 20.000 convoyes al año y un volumen creciente de cargas. Pero su regulación futura no será solo técnica: será una decisión estratégica, que definirá si se prioriza la competitividad a cualquier costo o si se impone un enfoque que combine eficiencia con sostenibilidad y control soberano.

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