La reciente ratificación por parte de la Corte Suprema de la condena a seis años de prisión para la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner volvió a reactivar manifestaciones en su defensa, principalmente impulsadas por sectores de militancia política. Una de las expresiones más polémicas ocurrió en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), donde un grupo minoritario de estudiantes colgó un cartel contra los jueces del máximo tribunal y promovió una toma del edificio en rechazo al fallo.
Lejos de encontrar respaldo en la comunidad académica, la acción generó un fuerte repudio tanto desde el Centro de Estudiantes como de la propia institución. En un duro comunicado, la conducción del centro expresó su rechazo a la toma, señalando que “no representa al conjunto del estudiantado ni responde a sus prioridades reales”. Además, consideraron que este tipo de acciones, impulsadas por sectores externos a la facultad, “afectan la legitimidad de la universidad frente a la sociedad”.
Desde la Facultad también se emitió un comunicado institucional en el que se aclaró que la actividad académica y administrativa continúa con total normalidad, garantizando los derechos de todos los claustros. “Entendemos que corresponde garantizar tanto el derecho a manifestarse como el de enseñar y estudiar”, afirmaron, al tiempo que llamaron a “evitar los discursos de odio” y priorizar la unidad en defensa de la universidad pública.
Las reacciones en redes sociales no tardaron en llegar. Muchas voces, incluso desde el propio ámbito jurídico, calificaron de inadmisible la colocación de carteles contra magistrados de la Corte en una facultad donde se enseña el imperio de la ley y la división de poderes. “Golpistas contra el orden constitucional”, “cagones”, y “una falta de respeto” fueron algunas de las expresiones que circularon en distintos espacios.
Entre los repudiados por replicar este tipo de hechos en X, fue el periodista Ariel Bulsico, a quién los usuarios le propinaron una serie de insultos por difundir la “toma” que no se dió y desinformar.
La iniciativa de toma, promovida en nombre de una supuesta “defensa de la democracia”, no logró sumar respaldo y quedó aislada. La falta de acompañamiento generalizado y el repudio desde los propios órganos de representación estudiantil evidencian el fracaso de la medida y profundizan la controversia sobre el uso de las instituciones académicas como escenario de disputas partidarias ajenas a su misión educativa.
