A contra mano

Crece la industria aceitera y del biodiesel en EEUU mientras que Argentina la penaliza

El boom de la producción de biodiesel en EEUU puede convertirse en un fuerte dolor de cabeza para el polo aceitero argentino.

Mientras que en la Argentina se bastardea al complejo oleaginoso y elaborador de biocombustibles, lo contrario sucede en EE.UU., donde se está incentivando la molienda de soja para incrementar la oferta interna de aceite de soja, el cual es empleado para abastecer las crecientes necesidades de la industria de biocombustibles en general y de biodiésel hidrotratado o HVO (Hydrotreated Vegetable Oil) en particular.

Esa tendencia es tan sólida que incluso el precio FOB del aceite estadounidense tiene un valor muchísimo más elevado que el sudamericano. Eso porque en EE.UU. el aceite de soja ya dejó de ser allí una materia prima alimenticia para transformarse en un commodity energético.

El sitio estadounidense AgWeek acaba de publicar un artículo que refleja en primera persona la revolución bioenergética que se está desarrollando en EE.UU. El texto en cuestión muestra la trastienda de la recientemente inaugurada primera planta procesadora de soja en el estado norteño de Dakota del Norte.

La empresa inaugurada oficialmente a fines de noviembre pasado, Green Bison Soybean Processing, está localizada en Spiritwood y es propiedad en un 75% de la agroindustrial ADM, mientras que el 25% restante corresponde a Marathon Petroleum. El 100% del aceite elaborado por la misma se destina precisamente a una refinadora de esa compañía petrolera ubicada en Dakota del Norte con el propósito de fabricar HVO.

Mike Clemens, un productor de la zona, vendió la primera partida de soja a Green Bison Soybean Processing en septiembre pasado, cuando la industria estaba aún en fase de prueba.

“Cuando estábamos entregando la primera carga, le dije a mi nieto: Jack, vas a entregar soja aquí durante los próximos cincuenta años. Esto va a ser realmente importante, porque ahora no tendremos que depender de los acopios locales para comercializar nuestra soja y enviarla al extranjero. Ahora tenemos una oportunidad real aquí para agregarle valor, aquí mismo en nuestro propio patio trasero”, comentó Clemens.

“Este será simplemente un punto de inflexión en el precio de la soja en el futuro. Va a afectar prácticamente a cada bushel de soja en un radio de 60 a 70 millas a nuestro alrededor, cuando la planta esté en plena producción”, añadió.

La competitividad del cultivo mejorará de manera notable porque Dakota del Norte –que produce alrededor del 5% de la oferta nacional de soja de EE.UU.– queda lejísimos de los puertos localizados en Nueva Orleans. El ahorro del costo de fletes será mayúsculo.

La alegría de los “farmers” de la zona no es menor: mientras que tradicionalmente la comercialización se concentraba durante la cosecha, ahora tienen un nuevo factor de demanda que requiere comprar soja durante todos los meses del año.

Clemens explicó que su establecimiento está equipado con grandes silos para almacenar maíz y venderlo en el transcurso del año a las plantas elaboradoras de etanol. Ese mismo fenómeno ahora comenzará a suceder con la soja, lo que seguramente promoverá nuevas inversiones en infraestructura de almacenaje.

“Esa es la belleza de las plantas de molienda: necesitan funcionar todo el año. Y así tenemos la posibilidad de tener una ventana comercial abierta hasta junio y julio (fines de la campaña comercial de soja). Estamos ganando muchos dólares extra haciéndolo de esa manera”, concluyó.

Fuente: Bichos de Campo

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