Editorial

Crisis de Vicentín y el inicio de una nueva era en el Cordón Industrial

Por Nicolás Carugatti


Planta Vicentín Ricardone

El Cordón Industrial de San Lorenzo es desde la década del cuarenta uno de los cluster empresariales de generación de riquezas más importantes del país. En sus origenes impulsado por la visión desarrollista de Arturo Frondizzi, que ayudó a la instalación de las plantas Refinería San Lorenzo, PASA y Cerámica San Lorenzo industrias referentes para el desarrollo social de toda la comunidad.

Las ciudades de San Lorenzo, Puerto San Martín, Fray Luis Beltrán y Capitán Bermúdez vivián por aquellas épocas la ebullición del desarrollo, escuelas técnicas, sindicatos fuertes con dirigentes preparados, clubes llenos de vida, pobreza cero y hijos médicos, abogados o ingenieros. Esto que parece haber sucedido en otra vida sucedió tan sólo hace 60 años.

A fines de la década el 70 colonos del norte de la provincia vieron en el Cordón Industrial un territorio fértil para instalar sus empresas, movilizados por los puertos que el estado tenia en Rosario y algunos incipientes elevadores de granos – termino utilizado para los puertos cerealeros – en San Lorenzo y Puerto San Martín. La familia Vicentín instaló una fabrica de aceite de girasol en el límite entre las localidades de San Lorenzo y Ricardone mientras que la familia Buyatti decidió instalar su fabrica en la localidad de Puerto San Martín por aquellos años un pueblo muy pequeño con largas costas sobre el río Paraná. Curiosamente ambas plantas fueron instaladas lejos del río a diferencia de lo que sucedió en las próximas décadas.

La impronta de aquellos empresario empezó a generar una nueva burguesía local y con ello la nueva lógica del poder. Vicentín decide realizar uno de los puertos agroexportadores más modernos del mundo en 1982, dando el punta pié inicial para la llegada de todas las inversiones agroindustriales que hoy iluminan como si fueran metrópolis las costas del Río Paraná y Coronda. La región con esto inició una veloz transformación de matriz productiva, que se aceleró con las políticas económicas del gobierno de Carlos Menem, políticas que precipitaron en cierre de empresas como Cerámica San Lorenzo y dieron inicio al deterioro de empresas como Refinería San Lorenzo y Sulfacid.

Desde 1995 hasta diciembre de 2019 el Cordón Industrial bailo al ritmo de la música que imponía los hijos y nietos de aquellos colones fundadores de Vicentín y Buyatti, con aciertos y errores pero con su impronta que nunca paso desapercibida. A más de 40 años de llegar al Cordón Industrial dejan el legado de dos de los puertos y fabricas más importantes del mundo. Mis respetos para cada uno de los que soñó tamañas epopeyas que algunos de la comodidad del status quo nunca entenderán y sólo gastaran tiempo en criticarlos. Cada uno de los directivos era identificado por el nombre por parroquianos que tal vez nunca los vieron en sus vidas, se contaban historias como «el puerto de San Lorenzo fue idea de tal», «Renova me dijeron que fue idea del hijo de» como estas las anécdotas se repetían en cada bar y asado.

En 20 días la historía de la región cerrará una página más. Las plantas de Vicentín dejaran de estar en manos de la familia y pasaran a ser activos de otras empresas con intereses empresariales en la región como son Molinos y ACA, empresas que tienen los mismos años de historia operando en la región a la que se suma el gigante Glencor con nombre nuevo, Viterra.

La dirigencia empresarial local deberá comenzar a buscar protagonismo y entender que el crecimiento sostenido y armónico de todo el Cordón comienza a escuchar nuevas melodías, el tiempo es hoy y para saltar a la pista hay que estar preparado.  

 

 

 

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