Un terreno abandonado durante años en barrio Mitre, que había sido usurpado y generaba temor entre los vecinos, hoy es el corazón de una transformación social. Gracias al empuje de la vecinal, el trabajo de la Asociación Civil Alianza Femenina y el acompañamiento de la Municipalidad de San Lorenzo, el baldío se convirtió en un club de fútbol femenino con más de 60 jugadoras.
El intendente Leonardo Raimundo y el concejal Gustavo Oggero recibieron a los impulsores del proyecto, que comenzó hace más de una década como una respuesta concreta frente a la inseguridad y el abandono. Con el paso del tiempo, y a fuerza de convicción y trabajo, se convirtió en una referencia para el deporte femenino en la ciudad.
De la autogestión al arraigo
El club funciona en el lote N.º 11, cuenta con baños, iluminación y depósito, y participa activamente en la Liga Sanlorencina con tres categorías de fútbol femenino. Todo se sostiene con el trabajo voluntario de su comisión directiva, que organiza bingos, ferias y eventos para financiar sus actividades.
El equipo técnico está encabezado por Dalmiro Valdez, y la organización cuenta con personería jurídica, lo que refuerza su legitimidad y proyección institucional.
La doctora Luciana Resquin, el presidente de la vecinal Enrique Chierici, y otras referentes barriales también participaron del encuentro con el Ejecutivo municipal.

“Donde antes había abandono, hoy hay inclusión”
“Esto es muchísimo más que un club. Es un espacio de contención, de valores, de identidad barrial y de igualdad real”, expresó el intendente Raimundo tras la reunión. “Donde antes había abandono y riesgo, hoy hay inclusión, esfuerzo colectivo y deporte femenino con futuro”, agregó.
Desde el municipio se acompañó el proyecto desde el primer momento, con tareas clave como limpieza del predio, provisión de maquinaria y acompañamiento institucional, que permitieron dar el puntapié inicial a una iniciativa que hoy es orgullo de todo barrio Mitre.
Las mujeres al frente
Este club no sólo representa un espacio para hacer deporte: es un símbolo de cómo las mujeres organizadas pueden recuperar el territorio, construir comunidad y abrir oportunidades donde antes había nada.
La historia del fútbol femenino en San Lorenzo encuentra en barrio Mitre un capítulo ejemplar: con empuje, autogestión y respaldo del Estado, un grupo de mujeres logró convertir un terreno olvidado en una cancha viva, que late al ritmo de la pelota y del barrio.