El negocio de la estiba fue durante 50 años un monopolio que manejó con látigo en mano Herme Juárez, ocupando el sillón de empresario en la Cooperativa de Trabajos Portuarios y el de sindicalista como Secretario General del Supa.
Juárez, obligado por las terminales portuarias, desarmó el monopolio e ingresaron cuatro empresas validadas por las agroexportadoras debido a los antecedentes y el respaldo financiero que garantice las operaciones. De las cuatro empresas originales y de consenso, sólo quedaron operando dos porque “Vino Caliente” metió la cola, un status quo que se mantuvo hasta el mes pasado, fruto de la denuncia del gremio a las empresas SAP y Milisenda.
Fruto de la falta de interlocutores validos de la industria, empresarios y empresas, que nada saben de la estiba y ni siquiera la mayoría tiene operaciones en la región, comenzaron a aparecer con una frase común “nosotros ya hablamos con el gremio y estamos para jugar”. El número de empresas que surgieron con intensiones de hacer negocio con la estiba son 18, es decir que hay más empresas que puertos en Timbúes y Puerto San Martín. A 13 días de la conciliación obligatoria, la solución aparece lejana y todos se sienten capaces de tener consenso para operar… Algo que también está muy lejos de la realidad.
Así las cosas, todos los caminos parecen avalar la frase histórica de Juárez “no vamos a permitir empresas de portafolio”.