El último episodio de Up River (#52), conducido por Nicolás Carugatti y Jorge Metz, tuvo como invitado a Guillermo Pagliettini, especialista en medio ambiente, quien brindó un análisis profundo sobre el impacto ambiental de los trabajos de dragado en la Vía de Navegación Troncal (VNT).
Pagliettini explicó que el río Paraná se divide en dos tipos de zonas para la navegación: los “pasos”, sectores críticos por baja profundidad, curvas pronunciadas o presencia de material duro; y los “entrepasos”, tramos naturalmente más profundos y navegables. Según detalló, los pasos representan entre el 10% y el 15% de la longitud total de la vía troncal, aunque no se draga la totalidad de esos tramos, sino puntos específicos dentro de ellos.
“Estamos hablando de que el dragado se realiza en apenas una fracción del 10% o 15% de la longitud de los pasos, y sobre un 3% a 5% del ancho del canal. En conclusión, el dragado interviene en el orden del 1% del largo total de la Vía de Navegación Troncal”, afirmó Pagliettini durante la entrevista.
El río como sistema dinámico
El especialista también puso en perspectiva el volumen que se draga frente a los movimientos naturales del río Paraná. Recordó que este curso de agua no es estático, sino que posee “una enorme energía” que transporta arena y sedimentos constantemente.
“Si tomamos un punto cualquiera del Paraná, dependiendo del momento y de la medición, pasan entre 15 y 25 millones de metros cúbicos de arena por año por el fondo, como si fuera una alfombra que se desplaza aguas abajo. Y en el flujo dentro del agua circulan hasta 100 millones de metros cúbicos anuales. Es decir, los volúmenes que el río mueve naturalmente son cientos de millones de metros cúbicos. Lo que hace el hombre es una pequeña fracción de ese volumen”, explicó Pagliettini.
Un debate clave para el futuro
El testimonio de Pagliettini en Up River aporta un dato central al debate sobre el dragado: en comparación con la magnitud de los procesos naturales del río Paraná, la acción humana representa apenas una mínima intervención.
En un contexto donde se discute el futuro de la concesión de la hidrovía, los costos del dragado y los estándares ambientales que deben aplicarse, la explicación del especialista contribuye a dimensionar el verdadero impacto de la actividad.
Con sus cifras y análisis, Pagliettini deja en claro que el desafío no es tanto la intervención en sí misma, sino la capacidad de realizarla con transparencia, controles adecuados y previsión ambiental, en un sistema fluvial que, de por sí, está en movimiento permanente.