En palabras del propio Cerdera: “Pedido de informe al Ejecutivo Municipal sobre el funcionamiento ilegal de UBER, que representa un fuerte perjuicio al sistema de transporte público de pasajeros que brindan los taxis. Como así también una competencia desleal a los trabajadores taxistas y su economía”.
Hasta ahí, todo dentro de una línea ideológica clara. Cerdera, como es habitual, puede generar simpatías o rechazos, pero hay algo que no se le puede negar: mantiene su postura más allá de las encuestas o la presión de redes sociales. Su mirada sobre el conflicto entre las plataformas y los taxistas siempre fue la misma. Lo ha planteado en el Concejo, en entrevistas y en sus redes. Podrá gustar o no, pero es coherente.

El problema es que ahora Cerdera es aliado político del concejal Esteban Aricó, quien también usó la frase “salir a cazar Uber” en una reunión oficial con taxistas… pero después lo negó todo cuando la opinión pública reaccionó en contra.
En un giro que ni el propio Groucho Marx se animaría a ensayar (“estos son mis principios, pero si no le gustan, tengo otros”), Aricó terminó diciendo que no dijo lo que dijo. Y en su desesperación, culpó a la prensa —a SL24, específicamente— por publicar sus propias palabras.
Cazador cazado.
En tiempos de archivo fácil y redes sociales activas, los discursos no desaparecen. Y las contradicciones quedan más expuestas que nunca. Mientras Aricó intenta desmentirse a sí mismo, su socio político lo deja aún más en evidencia. Cerdera no sólo sostiene la misma postura, sino que la publicó con claridad hace apenas tres meses.
Este episodio revela algo más profundo que una contradicción discursiva. Deja al descubierto una práctica política donde muchos dicen una cosa en una reunión, otra ante la prensa y una tercera en redes sociales. La diferencia es que hoy todo queda registrado. Y que tarde o temprano, el archivo muerde.
Así las cosas, el bloque de concejales que pide “cazar Uber” está conformado por dos dirigentes con estrategias diferentes: uno que sostiene lo que piensa, y otro que cuando lo acusan de lo que dijo, culpa al mensajero.