El autódromo ya está casi listo para recibir en diez días al Súper TC 2000

Hizo falta, claro, la coincidencia del signo político de los gobiernos provincial y municipal para que el dinero, unos 17 millones de pesos, estuviera disponible en tiempo y forma, aportados el 60 por ciento por Santa Fe y el 40 por ciento por Rosario.


Hacía falta, sin dudas, el generoso aporte del Estado para que semejante obra se pudiera materializar en tan sólo poco más de medio año. Hizo falta, claro, la coincidencia del signo político de los gobiernos provincial y municipal para que el dinero, unos 17 millones de pesos, estuviera disponible en tiempo y forma, aportados el 60 por ciento por Santa Fe y el 40 por ciento por Rosario. No había otra forma de hacer que el autódromo Juan Manuel Fangio resurgiera de sus cenizas para ofrecer, en pocos días más, el espectáculo del Súper TC 2000, la categoría más tecnologizada del país, la segunda en importancia popular. Todo se hizo a contrarreloj y parece mentira que falten apenas detalles para cumplimentar todo lo pedido por la Comisión Deportiva Automovilística (CDA). No habrá, probablemente, nueva medida judicial que pueda frenar la carrera. Aún cuando la infraestructura será puesta a prueba entre el 20 y el 22 de abril, aún cuando algunas cuestiones deban ser corregidas, lo cierto es que el circuito rosarino está de nuevo en pie. Parece mentira.

Se recuerda aún el abandono progresivo después de la última competencia nacional corrida, el Top Race, el 18 de julio del 2004, con las victorias del Pingüino Catalán Magni y Gustavo Tadei. Mucho más atrás hay que remontarse para ubicar la última del TC 2000, con el triunfo de Miguel Angel Guerra, el 17 de marzo de 1996. Después llegaron las licitaciones desiertas que ponían en duda el real aprovechamiento del lugar y la absorción que hizo el municipio luego de que finalizara la concesión anterior al ex piloto rosarino Daniel Sancho. Pero para ponerlo a tono, debió correr mucha agua bajo el puente. Y por eso la satisfacción que ayer por la mañana esbozaban los rostros de la intendenta Mónica Fein y del senador provincial Miguel Lifchtiz, además de los de Miguel Pedrana, presidente de la Empresa del Estado Municipal Autódromo Ciudad de Rosario (EEM), de Gustavo Di Giovanni, el gerente comercial, y del director Miguel Siryi, tras la presentación formal que se hizo ante los medios.

Quienes aún recuerdan las imágenes del deterioro, quedarán impactados con la primera impresión de un autódromo aún en obras, pero casi listo para recibir al Súper TC 2000. Por la remozada torre de control, la otra dispuesta para la organización, el amplísimo sector de boxes aún por llenar por los propios boxes y, sobre todo, por la altura de los taludes que tendrán la misión de insonorizar los ruidos de los motores lo más posible y por lo tanto atenuar el impacto ambiental en ese aspecto, uno de los ítems clave en vistas de los reclamos judiciales interpuestos una y otra vez por un grupo de vecinos. De hecho, ayer hubo otro.

El dispuesto a lo largo de toda la recta principal es el mayor, de unos 8 metros, y sobre el mismo se están levantando las tribunas tubulares que, al final de la misma, albergarán 6.000 espectadores. Dos tribunas de generales se ubicarán al final del retome de la primera horquilla, la parte más trabada del dibujo. Y otras dos están dispuestas dentro del amplio sector de boxes, de espaldas a los mismos y de frente a la última parte del trazado. Justo enfrente de uno de ellos se levantó otra tribuna que será general, y cuya vista está enfocada esencialmente a la última curva, que será peraltada y es la mayor novedad de un dibujo aún muy corto (2.595 metros) y que fue así construido también para insonorizar.

Por consejo de la CDA, en vez de levantar un talud detrás (sobre la Jorge Newbery) y para el que no había suficiente espacio, se lo elevó 3,5 metros sobre la pista con un muro de cemento en la parte alta de la curva, bordeándola, de manera que será uno de los atractivos. Igual disposición se adoptó para el final de la recta, pero esta vez con bloques denominados de New Jersey. Este será además el sector de mayor velocidad de un circuito de 11 curvas.

Todos los funcionarios destacaron la inversión y la rapidez de las obras realizadas por la empresa Obrin SA, que contó con el trabajo de 100 operarios. Y se comprometieron a hacer nuevas si fueran necesarias una vez que pase la carrera, luego de medir el nivel de ruido con todos los autos en pista.

Los poderosos motores de 8 cilindros en V pondrán a prueba las bondades del autódromo, tanto en insonorización que tanto preocupa a los de afuera (a algunos vecinos, varios de los cuales se instalaron en la zona después de la inauguración el 21 de noviembre de 1982 con los premios Coronación de los zonales TG2, TN, Karting Mayor y F-4 Santafesina), como a los de adentro y tiene que ver con la seguridad del trazado.

A diez días de la inauguración (o la re) del Fangio (a propósito, ¿no habría que rebautizarlo con algún nombre más ligado al automovilismo local?), parece un sueño para los tuercas que esté casi listo. La ciudad lo necesita, la inversión puede ser recuperada con los ingresos que generará. El espectáculo, sin dudas, lo vale.

Fuente: La capital

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