El Cordón Industrial de San Lorenzo, Puerto San Martín y Timbués es un pequeño territorio en Argentina donde se concentra el 40% del total de exportaciones del país, está importancia para las arcas del país no se ve reflejada en la atención que los gobiernos nacional como el provincial le prestan a la región.
Las exportaciones se concentran en no más de 15 puertos y fabricas (convierten granos de soja en aceite y harina de soja) que en su mayoría estas empresas son multinacionales, el origen de las inversiones no son un problema, lo que si se constituye en una dificultad grave es la falta de territorialidad que estas empresas tienen para poder ayudar a estabilizar las balanzas de poder y así garantizar un crecimiento sostenible de todas los conjuntos sociales que rodean a estas compañias.
El estatus quo del Cordón Industrial viene transformándose a una velocidad de vértigo impulsado por cambios generacionales de dirigentes regionales, desgaste de muchos otros y arribo de nuevo o no tan nuevos, que producto de estas transformaciones ven en la zona un lugar para construir poder nacional y sobre todo intentar hacer negocios sin inversión.
Por el momento la mayoría de los actores de peso ven el partido desde las tribunas, parece que nadie estaría buscando ponerle el cascabel al gato. Estamos a menos de 30 días de comenzar un nuevo año, dejando atrás un 2021 con un inició muy complejo, que va a quedar en la historia como el periodo donde estuvieron las exportaciones paradas por 25 días por un conflicto con los trabajadores aceiteros. Las anécdotas que se desprenden de esa larga negociación son tal vez la primer parada de un camino hacia la anarquía. La grandeza de los dirigentes será central para evitar que lleguemos a «un punto de no retorno» terminología que utilizan los pilotos de avión cuando no hay más posibilidades que la de continuar con el despegue.

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