El comerciante sanlorencino se declaró inocente del asesinato de un estanciero

Es uno de los 3 acusados de matar a la víctima y a su cuñada para quedarse con parte de sus campos. El productor lo denunció poco antes de su muerte.


Un comerciante de San Lorenzo que está entre los tres acusados de matar al terrateniente Manuel Roseo y a su cuñada Nelly Bartolomé en la localidad chaqueña de Juan José Castelli declaró por primera vez ayer en el juicio oral que comenzó por el doble crimen. El vendedor de autos Claudio Alfredo Gómez está acusado de participar de los asesinatos y de haber perpetrado una maniobra para quedarse con parte de la explotación agropecuaria de la víctima, que poseía 250 mil hectáreas de campo. En la audiencia negó haber intentado estafar al hacendado, aseguró que le había comprado en forma legítima 150 mil hectáreas por una suma millonaria y aseguró que lo respalda un boleto de compraventa que lleva la firma de Roseo.

La pista. Gómez fue detenido en San Lorenzo el 11 de febrero de 2011 y acusado de participar del crimen de Roseo, que había aparecido muerto el 13 de enero de ese año con signos de tortura. Fue asesinado por asfixia con bolsas plásticas al igual que su cuñada Bartolomé, una docente jubilada de 73 años que vivía con él. Los investigadores llegaron a Gómez porque cuatro meses antes de su muerte Roseo había denunciado en un juzgado penal de San Lorenzo. Aseguró que Gómez intentaba quedarse con parte de sus posesiones con documentos falsificados.

Hasta ahora el comerciante había guardado silencio, pero ayer aceptó declarar ante el tribunal que lo juzga por el delito de homicidio calificado por ensañamiento y criminis causa. El juicio comenzó ayer en los tribunales de Roque Saenz Peña, Chaco, ante los jueces Fanny Zamateo, Rosana Glibota y Nelson Adolfo Pelliza, con la lectura de la requisitoria de elevación a juicio de la fiscalía.

Luego el tribunal invitó a declarar a los acusados. Los imputados Salvador Borda y Raúl Menocchio, un empresario misionero conocido como «El Gusano», se abstuvieron. En cambio Gómez hizo uso de la palabra. El vendedor de autos hizo referencia a la supuesta operación inmobiliaria por la cual terminó ligado al doble crimen. Es que, meses antes de los homicidios, Gómez había iniciado una demanda en un juzgado civil de San Lorenzo para escriturar a su nombre 150 mil hectáreas de los campos del estanciero. Presentó un boleto de compra venta con la firma de Roseo. En ese documento figuraba que el hacendado le vendía esas tierras por 400 mil dólares.

En San Lorenzo. Al tiempo, enterado de ese litigio, Roseo en persona se dirigió a San Lorenzo con el abogado Sergio Kleisinger y aseguró que intentaban estafarlo. Dijo que nunca había vendido a Gómez parte de su estancia, sostuvo que la firma del boleto había sido falsificada y denunció por estafa al vendedor de autos. Entonces, en el entorno del hacendado señalaron que un falso Roseo había contactado a una abogada de San Lorenzo para escriturar a favor de Gómez en una audiencia civil.

Al explayarse sobre esa trama, Gómez aseguró ayer que la operación de compraventa fue auténtica. Según su abogado, Carlos Edwards, aclaró ante los jueces que el importe de 400 mil pesos que figuraba en el boleto era nominal, para evitar cargas impositivas. Cuando el tribunal le preguntó ayer el monto real que supuestamente pagó por las tierras, sostuvo que fueron 7 millones 400 mil pesos y detalló cómo realizó la entrega del dinero en San Lorenzo. Al ser interrogado sobre su capacidad económica para afrontar esa operación, dijo que obtuvo el dinero de su trabajo en la compra venta de autos y como titular de una cooperativa de Puerto San Martín.

«También afirmó que si la finalidad de los homicidios era arrancarle a Roseo una firma, como sostiene la acusación, en el caso de Gómez esa finalidad no tenía ningún sentido, ya que Roseo había firmado un boleto de compraventa cuya firma está reconocida por una perito caligráfica de la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe», señaló Edwards tras la audiencia, y planteó que por lo tanto su cliente no tenía motivos para participar del homicidio. Además, señaló que el día del hecho estaba realizando compras con su tarjeta de crédito en San Lorenzo.

Tras el descargo de su cliente, Edwards remarcó que en las pruebas incorporadas a la causa figura una pericia de ADN que no encontró rastros de los imputados en la escena del crimen. «Si según la acusación los tres se pusieron de acuerdo para matar a Roseo, ¿cómo es que no se ha probado el mínimo contacto previo entre ellos?», objetó. Tras el descargo de Gómez estaba prevista la declaración de dos testigos. El secretario y mano derecha de Roseo, Sergio Berg, quien el día del homicidio fue privado de la libertad, encerrado en un baúl y finalmente liberado. Y el abogado de Roseo, Sergio Kleisinger, quien en 2011 dijo a este diario que al hacendado «lo querían estafar», que esas maniobras estaban relacionadas con su muerte y que el boleto de compra-venta aludido por Gómez era trucho.

Fuente: La Capital

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