El CONICET eligió jardines maternales de San Lorenzo para estudiar cómo interactúan los niños pequeños con imágenes digitales. Los resultados podrían transformar la pedagogía infantil y el uso educativo de pantallas en la primera infancia.
San Lorenzo fue epicentro de una investigación científica pionera que podría cambiar la forma en que se comprende el aprendizaje en la primera infancia. El estudio, titulado “Imágenes digitales: su comprensión y utilización simbólica por parte de niños pequeños”, fue realizado por el Instituto Rosario de Investigaciones en Ciencias de la Educación, dependiente del CONICET y la Universidad Nacional de Rosario.
La investigación se llevó a cabo desde 2022 en los seis jardines maternales municipales de San Lorenzo y se centró en niños de entre 2 y 3 años. El hallazgo más relevante fue que los niños de 2 años y medio pueden comprender y utilizar imágenes digitales de manera autónoma como fuente de información, y que los de 3 años logran interpretar imágenes inmersivas y de realidad virtual con el acompañamiento de un adulto.
Los resultados fueron presentados en el auditorio del Complejo Museológico de la ciudad, en un acto que contó con la presencia de la coordinadora municipal Gabriela Oeschger, la doctora Olga Peralta —investigadora superior del CONICET— y la licenciada Paula Díaz, becaria doctoral del organismo.
“Además de aportar conocimiento riguroso sobre las prácticas simbólicas y comunicacionales en la primera infancia, nos permite abrir nuevas preguntas, revisar nuestras miradas y enriquecer las prácticas pedagógicas cotidianas”, expresaron las investigadoras.

El estudio pone sobre la mesa una cuestión clave: la temprana relación de las infancias con la tecnología no es necesariamente un problema si se canaliza con fines pedagógicos, y puede representar una oportunidad para fortalecer el desarrollo cognitivo y comunicacional desde edades muy tempranas.
Los jardines municipales de San Lorenzo se transformaron así en un laboratorio vivo para observar cómo los niños interactúan con imágenes digitales y cómo esas interacciones pueden moldear nuevas estrategias educativas. Esta experiencia coloca a la ciudad en un lugar de vanguardia dentro del campo de la investigación educativa.
En tiempos en los que se debate intensamente el uso de pantallas en la infancia, esta investigación aporta evidencia empírica para repensar el lugar que ocupa la tecnología en las aulas del nivel inicial. El desafío, ahora, es traducir estos hallazgos en políticas públicas y prácticas docentes que reconozcan el potencial simbólico y cognitivo de las herramientas digitales en manos de los más chicos.
La experiencia en San Lorenzo demuestra que con planificación, acompañamiento y compromiso institucional, es posible articular el avance científico con la educación pública de calidad desde los primeros años de vida.