La definición del cramdown de Vicentin entra en horas decisivas. La disputa por el control de la histórica agroexportadora santafesina enfrenta a dos bloques con estrategias opuestas y tensiones crecientes: Grassi S.A., por un lado, y la alianza entre Molinos Agro y Louis Dreyfus Company (LDC), por el otro.
El proceso judicial avanza sobre dos ejes claves:
- La mayoría de acreedores, en cantidad de votos;
- La mayoría de capital, es decir, el porcentaje de deuda representado por esos votos.
Ambas condiciones deben cumplirse para definir quién se quedará con el control de la compañía.
Una pulseada voto a voto
En las últimas horas, el grupo Molinos–Dreyfus comunicó oficialmente que superó las 1.100 adhesiones de acreedores y destacó que el plazo para votar continúa abierto hasta el 31 de octubre a las 23:59.
El juez de la causa autorizó además que cada oferente designe tres representantes para auditar el conteo total de conformidades, una medida clave para garantizar la transparencia del proceso.
Desde Grassi S.A., en cambio, se mantiene un perfil de bajo perfil mediático, aunque fuentes cercanas a la empresa reconocen que “la pelea está muy pareja” y aseguran tener la fortaleza necesaria para alcanzar los dos tercios del capital adeudado, el umbral decisivo para lograr la doble mayoría exigida por ley.
 
							
						El tramo final del proceso anticipa un escenario de revisión minuciosa de cada voto.
El sector Molinos–Dreyfus trabaja en la identificación de posibles impugnaciones de acreedores y en la verificación de legitimidad de adhesiones, una instancia que podría extender la definición más allá del 31 de octubre. A la fecha, solicitó las exclusiones de los créditos de Commodities S.A., Vicentín Paraguay y Avir South (Nofal), que el juez deberá resolver.
De acuerdo con fuentes judiciales, el juez del concurso tendrá un papel clave en la validación de las conformidades y en la interpretación de los criterios de capital y representación.
Una definición que excederá al viernes
Todo indica que la discusión por el control de Vicentin no concluirá este viernes.
Aun con el cierre del período de votación, se abrirá una etapa de análisis, revisión y cómputo final, donde cada voto podría inclinar la balanza.
Mientras tanto, el clima en San Lorenzo y Avellaneda —donde se encuentran las principales plantas de la compañía— sigue marcado por la expectativa y la incertidumbre. Sin embargo, al no haber riesgo de quiebra– gracias a la tarea del juzgado y fundamentalmente, los interventores que han conseguido cerrar contratos de fazón para todas las plantas de manera de “blindar financieramente” a Vicentín hasta fin del 2026 – genera tranquilidad a todas las partes.
Los trabajadores, los productores y los acreedores siguen de cerca un proceso que definirá el futuro de una de las agroexportadoras más emblemáticas del país.

 
				 
								 
											






 
															