Conmovedor adiós

El desconsuelo del papá de Valentina: «Necesito que se acuerden de ella»

Gabriel le dedicó una estremecedora carta a su hija de 19 años fallecida el pasado viernes en la esquina de Salta y Brown, en San Lorenzo. "No le conozco enemigos. El corazón me explota de orgullo pero tengo bronca, mucha bronca", expresó el padre de la sanlorencina que perdió la vida.


Estremecedora carta de Gabriel a su hija Valentina, a cuatro días de su partida. “No hay consuelo como papá para esto”, manifestó el padre de la sanlorencina de 19 años que el pasado viernes perdió la vida en un siniestro vial en Salta y Brown.

“Un ser de luz. Eso lo que sos ahora hija del alma. En primer lugar agradecer a cada una de las personas que estuvieron y están junto a mi familia. No hay consuelo como papá para esto. Pero necesito que se acuerden de ella una y otra vez. Que copien e imiten un poquito de su misión terrenal. Yo voy a ser el primero en hacerlo. Un ser inigualable. Mi compañera de mates de charlas de viajes, pero de viajes de una cuadra como de miles kilómetros».

«Estuve leyendo mucho e indudablemente es un ser de luz y sé que no tardó ni un solo minuto en estar al lado de Jesús. Increíblemente no voy a misa, no creía mucho (hasta el viernes). Ella y tantísimas personas que me están ayudando a entender (aunque me cueste muchísimo) que quiso estar al lado de Jesús para misionar mucho más».

«Junto con Marcela tantas veces no la dejábamos ir (para cuidarla, para protegerla) porque se metía en barrios peligrosos, en lugares donde ni la policía ingresaba y ella llegaba y le decían “Hola seño”, “Hola Vale” y eso era lo que ella amaba».

«Todos los jueves iba a la cárcel a ayudar a quien lo necesitaba. Hacía cosas que me enteré ayer. Perfil bajo. No le conozco enemigos. Hoy tuve la oportunidad de leer comentarios y el corazón me explota de orgullo. Tengo bronca, mucha bronca. Lo insulté a Dios, a la Virgen, no lo puedo negar. Pero me alivia un poco el alma saber que va a seguir ayudando a muchísimas más personas y poder guiar a millones de personas a misionar, a dar sin recibir, a dar una abrazo o una sonrisa (esa que solamente mi princesa tenía), al que lo necesite desde al lado de Jesús. No se olviden de Vale. De su amor, de su paz, de su ser, de su humildad, de su generosidad, DEL SER DE LUZ. Te amo, Pini”.

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