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El insólito caso de un producto clave para el agro Argentino que cubre costos de aduana y se fabrica en Bahía Blanca

El insólito caso de un producto clave para el agro Argentino que cubre costos de aduana y se fabrica en Bahía Blanca

El práctico y consultor marítimo Gustavo Delersnyder denunció en Up River que el control aduanero interno encarece sin sentido los costos logísticos del país, ejemplificando con la urea que va de Bahía Blanca a San Lorenzo y paga tasas como si fuera importada, afectando la competitividad agrícola. “Es la madre de las batallas y nadie lo discute”, aseguró.

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El práctico y consultor marítimo Gustavo Delersnyder denunció en Up River que el control aduanero interno encarece sin sentido los costos logísticos del país, ejemplificando con la urea que va de Bahía Blanca a San Lorenzo y paga tasas como si fuera importada, afectando la competitividad agrícola. “Es la madre de las batallas y nadie lo discute”, aseguró.

En una extensa entrevista en el programa Up River, el práctico, Salvage Master y consultor Gustavo Delersnyder fue contundente: “La Aduana es la madre de todas las batallas. Nadie le está dando la importancia que tiene”. En un país con crisis de competitividad estructural, señaló que los costos ocultos generados por el esquema aduanero interno son un ancla que hunde cualquier intento de desarrollo logístico.

Delersnyder explicó que un producto tan estratégico como la urea, fertilizante clave para los rindes agrícolas, paga costos aduaneros absurdos aunque se traslade entre puertos argentinos. “La urea se hace en Bahía Blanca. Si el barco descarga en San Nicolás, Rosario o San Lorenzo, cuando hay problemas en el río y queda en rada, la Aduana cobra igual aunque no haga nada. Ese costo se le traslada al productor salteño, al chaqueño, a todos los productores del país”, criticó.

Con ironía, sentenció: “Si un camión transporta urea y se le abre la boquilla y pierde la carga, es problema del cargador. La Aduana ni se entera. Pero si el barco va de un puerto argentino a otro, paga como si fuera una importación. No tiene ninguna lógica”.

Para el práctico, este es solo un ejemplo de una burocracia estructural enquistada. “Cuando vos venís por la ruta y te paran Gendarmería o la Federal, no sabés cuánto gana el policía, no le pagás vos su sueldo. Pero en Aduana sí: además de pagar sus sueldos como ciudadanos, también los operadores tienen que pagar para que te controlen. Es insólito”.

La Aduana cobra costos fijos por sus servicios en movimiento de cargas, con un esquema de Agentes de Transporte Aduanero (ATA), depósitos fiscales y múltiples validaciones incluso para cabotaje nacional, que terminan encareciendo cada tonelada de insumo estratégico. “Esto no es solo un problema de costos. Es un problema de competitividad estructural. Sin resolverlo, no hay margen de rentabilidad que alcance”, advirtió.

Costos invisibles, consecuencias visibles

Durante la entrevista, el especialista recordó un ejemplo que evidencia el impacto final en el productor: “Hace 20 años tengo una chacrita en Gualeguaychú. Sé lo que es pagar fertilizantes con sobrecosto logístico. Si Argentina quiere mejorar su rinde y competitividad, debe resolver esto urgente”.

Agregó que, por ejemplo, transportar urea desde Bahía Blanca hasta el norte argentino cuesta mucho más caro por barco que por camión en gran parte del trayecto, cuando debería ser al revés. “Es ridículo que en cabotaje nacional, donde no hay riesgo fiscal, tengamos que soportar estos controles y costos que no existen en ningún país normal”.

Sin aduana interna, más competitividad

Delersnyder recordó que el artículo 8 de la Constitución Nacional establece que no deben existir aduanas internas. “Sin embargo, tenemos hasta una división de Aduanas Internas. Para abastecer a Salta, Formosa o Chaco con fertilizante, pagamos costos aduaneros. Es un tiro en los pies como país”, lamentó.

Este esquema, sumado a sobrecostos portuarios, ineficiencias sindicales y normativas obsoletas, encarece el flete marítimo y fluvial, limitando la competitividad de la producción argentina. Según el consultor, el Estado debería priorizar eliminar estos costos burocráticos antes que pensar en nuevas tasas o decretos restrictivos.

“En el mundo, la logística es la llave de la competitividad. En Argentina, es un ancla por regulaciones inútiles. Si no eliminamos la aduana interna y sus costos, todo el resto es maquillaje”, concluyó.

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