A escasos días de que venza la concesión, el kirchnerismo busca que el Estado vuelva a tomar el control de la Hidrovía, un millonario negocio que se encarga del dragado, balizamiento, mantenimiento y cobro de peaje de las vías navegables de los ríos de la Plata y Paraná, una de las principales vías de comercio interior y exterior del país y de salida de productos provenientes de Paraguay.
Demorada la nueva licitación por la pandemia de coronavirus, el Gobierno tenía decidido prorrogar la actual, en manos de la empresa luxemburguesa Jan de Nul, cuyo contrato vence el viernes próximo.
Sin embargo, la muerte del ministro de Transporte Mario Meoni, uno de los principales impulsores de mantener la Hidrovía en manos privadas, puso en suspenso esa decisión y avivó las llamas del gen estatista del kirchnerismo.
Así, fuentes del Frente de Todos confiaron al diario LA NACION que el jefe de los senadores oficialistas, José Mayans (Formosa), se reunió la semana pasada con el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, para pedirle que deje sin efecto los planes de Meoni de prorrogar la concesión mientras se lleve adelante el proceso para el llamado a una nueva licitación.
“El Estado debe controlarla, y recaudar y usar esos fondos para mejorar la Hidrovía. Meoni tenía la concepción de la concesión con control del Estado, pero ése no es el espíritu que impera en el Senado”, habría sido el mensaje que Mayans le transmitió a Massa la semana pasada, confiaron fuentes con acceso al primer piso de la Cámara baja.
La misma idea se encargó de trasladarle el líder de los senadores oficialistas a su par de la Cámara de Diputados, Máximo Kirchner (Buenos Aires). El hijo de la vicepresidenta dijo que iba a estudiar la propuesta y quedó en contestar cuanto antes, teniendo en cuenta que los plazos apremian.
Pero la historia sumó un costado trágico en la noche del viernes, cuando el ministro de Transporte murió en un accidente de tránsito, abriendo un severo interrogante, entre otros temas, sobre el futuro de la Hidrovía.
De hecho, el ministro había firmado el pasado 8 de abril un acuerdo para que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) lleve adelante la gobernanza de la próxima licitación como forma de garantizar la transparencia del proceso. Ahora, todo esto podría volver a foja cero.
Por el Sistema de Navegación Troncal, nombre técnico de la hidrovía, circulan millones de toneladas de mercaderías del interior del país que usan la ruta fluvial que forman los ríos del Plata y Paraná en su camino al mar y, de ahí, al resto del mundo.
Recaudación millonaria
Para tomar una idea de la dimensión del negocio, circulan unos 6000 barcos transportando mercaderías, cada uno de ellos pagando un peaje que ronda los 3 dólares por cada tonelada de carga, con una recaudación estimada en los US$ 200 millones. Las magnitudes son elocuentes: por esta vía salen del país el 80% de los granos y sus derivados y la totalidad de los autos que se producen en el país: una ruta que concentra unos US$70.000 millones por año.
La tentación por estatizar la hidrovía no es nueva, pero empezó a cobrar fuerza en la última semana, con la presión de los sectores más radicalizados del kirchnerismo y el inminente final de la concesión a la empresa Jan de Nul.
Empleados aceiteros sin vacunas
En la región trabajan al rededor de 5000 trabajadores directos en el complejo agroexportador más grande del mundo. Por las manos de los aceiteros pasan más del 80% de las exportaciones del agro Argentino fuente central del ingreso de divisas al país.
El gremio de aceiteros liderado por Pablo Reguera se identifican públicamente apoyando al proyecto que encabeza el Presidente de la Nación, Alberto Fernández. El gremio apeló al apoyo expresado para realizar gestiones que consideré a los trabajadores como esenciales para poder ser vacunados, las gestiones no avanzaron y por el momento el gobierno decidió vacunar a los movimientos sociales antes que a los obreros aceiteros.