Por Bernardo Basombrío, especial para SL24 (*)
Hablando de la cofradía del monje negro, aparece una nota. Cuando se selecciona personal superior sin referencias para María del Carmen Barros, Gastón Álvarez o de Sergio Palazzo, los aspirantes no pueden evidenciar antipatía al kirchnerismo en las redes sociales. La directora camporista Cecilia Fernández Bugna lo hace saber.
La numeróloga fue un filtro. Barros le consultaba la fecha de nacimiento del candidato y el personaje de farándula le decía si era confiable o no, para proceder muy cholula.
La suerte de esa funcionaria está en manos del directorio y de Rodolfo Acosta –gerente responsable de sumariar- quien actualmente pasa unos días en su Goya, lejos de ocuparse. Viudo de Leonor Martínez Soler alterna sus días por el campo que tiene a la sucesión de los Díaz Colodrero, una asentada familia correntina.
Su deuda con Barros se debe a que su hijo Juan ingresó a la sucursal de esa ciudad como maestranza. Además, utiliza el departamento de Palermo, propiedad que el Nación dispone para altos funcionarios que viven lejos de Capital Federal y, aprovecha otro hijo para estudiar. Difícil que emprenda contra su jefa.
Sumarios dependía de RRHH, pero esta gestión lo pasó a Legales donde, el subgerente general Sergio Barzola es, a la vez, el responsable expeditivo. Barros le reza a Sergio Massa para que triunfe y, a Palazzo, gremialista aliado, para que todo quede en la nada.
Tuvo su pacto de gobernabilidad con Gastón Álvarez quien le facilitó su plan de trabajo y, a cambio su gestión quedaba garantizada por el monje negro. El cálculo y la paciencia de éste fue puesto en tallar un orden de modo que a su turno sea amo y señor del lugar, cualquiera fuera el signo del nuevo gobierno.
Por su parte, Álvarez sacó provecho de la falta de capacidad de Barros; su llegada a muchos gerentes y, su férrea actitud autoritaria infundiendo temor entre funcionarios y dependientes. Su mano derecha inmediata es Javier Zamparolo, su negociador en la contratación de la digitalización del caso BNA+. Otro escándalo en camino.
El monje negro hizo un manejo discrecional de empleados con traslados injustificados y promesas incumplidas: descartó gerentes Zonales y de Sucursales de gran experiencia y conocimiento que pudieran entorpecer sus propósitos, para colocar en su lugar a colaboradores afines.
Bajo la gerencia general, con Cristián Lestani fuera de organigrama, se suceden diversos Subgerentes y, responsables de Áreas atentos al partido que juega el monje negro. Sin buscar mucho, el subgerente general Jorge Nappe ostenta dos cargos más y sin control. Es responsable del área de Administración y, de Tesorería, adonde llevó a su primo hermano, Ricardo Caccia, desde la sucursal de la calle Florida. El Banco lo prohíbe y, configura nepotismo.
A Caccia, nombrado jefe de Departamento Talleres y Depósito Casa Central lo secunda Miguel Sebastián Mesa, quien a su vez sucede y para que nada cambie, a Eduardo Lanzillotti. Este último, retirado el año pasado, está bajo investigación judicial.
Entre un asombro que lleva a otro, en esa cadena de “socios”, viene al caso recordar cuando Walter Moneva diseñó, mientras que Lanzillotti contrató, el carrozado a ese mismo proveedor para camiones de 2,70 de alto, cuando está bien claro que la entrada a casa central es 2,60 mt. La falta de sentido común huele a enojoso fraude. Es la misma área de Romero y que, su novia Barros resolvió el incidente antojadizamente.
Los nombres siguen apareciendo como cartas que se dan vuelta. Noe Foglia asiente en silencio cuando Marina López Marti es beneficiada por Barros para que no declare negativamente sobre la conducta de Romero ante un sumario interno.
Por si asemeja a un sainete, aparecen hostiles y con angurria hacia sus compañeros Ariel Tripicchio, asignándose horas extras incumplidas y, Valeria Fusco, ingresada con casi 50 años y ascendida raudamente sin méritos, con el favor Caccia. Micromundo sucio.
En la nota de anteayer, se lee que el 21 de mayo de 2021, el directorio resuelve eliminar las comprobaciones cruzadas en la organización, con la fina labor de Marita Closas desde RRHH. Desde entonces, las áreas que contratan no tienen la perspectiva de las que pagan; asimismo, quienes otorgan créditos no hallan la inspección de Análisis de riesgo.
A la gerencia general le subordinan los súper Subgerentes Generales que tienen amplios alcances. Funcional al directorio de turno, el monje negro maneja el poder real del banco, por no haber una dirección de Riesgo que lo observe, pues él es a la vez quien evalúa si préstamo compromete o no el patrimonio.
A su vez, en Compras y Contrataciones y, Contaduría general, Carlos Rovetto, decidía a su conveniencia qué comprar, cómo examinar y, pagar, sin observancia.
La subgerencia general Principal de Álvarez tiene bajo su órbita, a las siguientes subgerencias generales y gerencias Departamentales: Finanzas, Política de Crédito, Marketing, Banca Personas, Banca Empresas, Riesgo Comercial, Experiencia del Cliente y Transición Ecológica.
En el caso de un cliente de Banca Empresas: Gestión Comercial Empresas propone la línea de crédito, Política de Crédito hace la norma, Finanzas se encarga de conseguir los fondos, Marketing la promociona, Banca Empresa –sin importar escala- sugiere el crédito a aprobar, Riesgo Comercial dictamina su viabilidad, el Directorio aprueba, Finanzas libera los fondos y Riesgo Comercial se encarga de custodiar el cumplimiento del acuerdo. El procedimiento lleva la firma de Álvarez, mientras que Zamparolo –su hermano de vida-, oficia de mano derecha.
El crédito de Banca Personas, tiene el siguiente circuito: Gestión Comercial Personas propone la línea de crédito, Política de Crédito hace la norma, Finanzas se encarga de conseguir los fondos, Marketing la promociona, Banca Empresa –vía sucursales- propone el crédito a aprobar, Riesgo Comercial dictamina su viabilidad, el Directorio aprueba, Finanzas libera los fondos, Experiencia del Cliente maneja la encuesta de satisfacción del cliente y Riesgo Comercial se encarga de verificar el cumplimiento del acuerdo. Como antecede, firma Álvarez.
Es decir, un préstamo otorgado por ambos sectores tiene a la misma persona con el absoluto mando de la operatoria. Ese dominio vulnera los principios básicos de revisión interna en cuanto a oposición y resguardo de activos del Banco, del erario público. Un sinnúmero de créditos está en la mira de la Justicia por sus desembolsos y tasas de interés lejos de las normadas.
Barros, Álvarez y Palazzo desplazaron a la antigua gestión que se oponía al plan haciendo lugar a parientes y amigos. Así, enviaron a la sucursal Liniers al subgerente general de Riesgos, Barreiro por señalar que dicha estructura viola los controles legales. Luego, por oponerse, fue el turno del subgerente general Miranda, comisionado a la sucursal Congreso. Otro tanto tocó al subgerente de Recursos Humanos Rossi, despachado a la sucursal Abasto. Espeluznante.
El directorio –que hasta tiene un cocinero entre ellos- se muestra falto de idoneidad, endeble e inconsistente en la comprobación del orden central a cuenta de Álvarez. La situación, no se halla observada en ningún informe de la Auditoría interna –cooptada-, de la Sindicatura inoperante a manos de Marcelo Costa; del BCRA o de la SIGEN.
La abrumadora mayoría del Nación percibe y cuida “la casa” genuinamente, en sentido de dignidad íntima y bien entendida. Pronuncia herida, pero determinada a ordenar: “Entregaron el banco al inservible gremio del impresentable de Palazzo. Pablo Regnier y Daniel Mercado se tienen que ir; no trabajan y siempre andan con ventajitas, aprietes y familiares; sacando plata. Nos cansaron.”
Mientras la justicia ordinaria se apresta. El Juez Rafecas tomó la denuncia de la diputada Ocaña e, hizo un allanamiento en subsidio a solicitud del Fiscal Marijuán. En tanto, el Fiscal Stornelli trabaja –a la inversa- con documentos recibidos. Son caminos parecidos, pero diferentes, uno busca y otro ya inició la Investigación Preliminar (IP).
Vale saber que Fabiola Yañez está cuestionada, también, por actos de dudosa honorabilidad en la Fundación Banco Nación; pronto sobrevendrán detalles.
En algún momento aparece el hartazgo al bastardeo; el miedo ya no cabe en el bolsillo y, la indignación toma fuerza.
(*) Periodista, editor y escritor