El nuevo Código Civil hará más fácil y rápido adoptar niños en el país

Distintas organizaciones analizaron en detalle las mejoras que traerá la reforma legislativa frente a las trabas actuales


La reforma del Código Civil incluye cambios en el proceso de adopción que encendieron una luz de esperanza, sobre todo en lo que se refiere a acortar los tiempos de espera; uno de los puntos más cuestionados del sistema actual. Pese a su importancia, este derecho ciudadano había sido relegado dentro la agenda pública. Sin embargo, la iniciativa finalmente llegó y revitalizó la tarea de quienes luchan a diario por que cada vez más familias puedan cumplir el deseo de tener un hijo.

Con expectativas de que se apruebe la reforma, organizaciones especializadas en el tema señalaron a LA NACION que las mayores dificultades derivan de una legislación (Ley 24.779) «mal instrumentada» y poco aggiornada a las prácticas actuales. Por ese motivo, calificaron de «positiva» y «necesaria» la materialización de estos avances en el corto plazo.

Se sabe que en la Argentina hay un alto porcentaje de chicos en situaciones legales difíciles de resolver

Desde la Fundación Adoptare, vigente desde 1989, reconocieron que el panorama actual resulta «poco alentador» para quienes buscan adoptar. En las consultas, describieron, es común observar actitudes de desgaste y escepticismo frente a la posibilidad de no poder concretar el proceso en un período razonable.

«Es algo muy traumático y doloroso no poder armar biológicamente una familia o no tener certezas claras de cuándo se va a poder maternar o paternar en un país donde hay muchos niños en instituciones», afirmó Graciela Lipski, psicóloga y directora de la institución, al repasar mentalmente algunos casos.

Por lo general, los trámites suelen ser extensos y, sólo en casos excepcionales (aquellos que involucran a chicos más grandes o con alguna discapacidad), se logra facilitar el proceso. Así lo aseguró Beatriz Gelman, psicóloga y también titular de Adoptare.

El fenómeno se combina, además, con un exceso de permanencia en hogares de menores en situación de no adoptabilidad, otro de los ejes centrales que apunta a modificar el anteproyecto. De aprobarse, se podría declarar en «situación de adoptabilidad» a un niño si la Justicia considera que continúa en desamparo después de seis meses de que su familia biológica reciba asistencia y apoyo.

Los trámites suelen ser extensos y, sólo en casos excepcionales se logra facilitar el proceso

«Este es, a nuestro juicio, el punto esencial para que los niños no pasen años y años esperando una familia que los acoja», argumentó Leonor Wainer, psicóloga y presidenta de la asociación civil Anidar luego de advertir los riesgos que se corren cuando los menores viven más de diez años en instituciones. «Hay muchos que después de ese tiempo no quieren irse [de los hogares] porque los asusta el hecho de cambiar de vida», destacó con preocupación.

Casos ambiguos, políticas grises
Si bien no existen cifras actualizadas, se sabe que en la Argentina hay un alto porcentaje de chicos en situaciones legales difíciles de resolver. «No debe ser fácil decidir retirar la patria potestad a los progenitores, pero cuando la dificultad no pasa por algo externo (dinero, trabajo) y tiene que ver con la falta de deseo de un hijo, entonces el problema debe ser evaluado priorizando al chico», subrayó Wainer.

Flavia Tomaello, comunicadora social, mamá adoptiva y co-autora del libro «Adopción, la construcción de la paternidad», vivió en primera persona las trabas mencionadas. Sin ahondar en su historia, afirmó que en el país suele «fortalecerse la idea del lazo sanguíneo a la hora de construir el vínculo aún en situaciones complejas». Consideró que si bien es importante intentarlo, los tiempos deben ser rápidos porque «con cada semana que pasa, el niño pierde opciones en su desarrollo cognitivo, emocional y afectivo».

Aire fresco al texto
El tercer eje clave de la discusión que tendrá lugar en el recinto del Congreso se vincula con la necesidad de darle al texto una mirada más moderna. Entre los principales cambios, se contempla autorizar a parejas formadas por personas del mismo sexo a adoptar.

Marisa Russomando, psicóloga, directora de Espacio La Cigüeña y co-autora del libro antes mencionado, sostuvo que la actualización del texto traerá una nueva idea de familia en un sentido más amplio y actual.

Buscan que la reforma sea debatida pronto en el recinto del Congreso. Foto: Archivo

«El concepto que tenemos de ella está cambiando, pero no se agota ni se pierde. Lo que se busca en cada nueva manera de construirla es el deseo de vínculo, ya sea en las familias monoparentales, ensambladas o conformadas por homosexuales, entre otras variables», puntualizó.

Desde una línea similar, Wainer, de Anidar, manifestó que a la hora de adoptar las personas deben ser evaluadas más allá de su elección sexual: «Los heterosexuales, por esta sola condición, no aseguran estar preparados para ser padres adoptivos». En definitiva, aclaró la especialista, todo se reduce al deseo de tener un hijo, una búsqueda que se construye muchas veces, aunque no siempre.

ASESORARSE DESDE EL PRINCIPIO
Si bien la reforma no lo menciona, algunas instituciones, como Adoptare, sugirieron incorporar un artículo que hable sobre la importancia de contar con una orientación profesional que acompañe la adopción

Entre los principales cambios, se contempla autorizar a parejas formadas por personas del mismo sexo a adoptar

«Hoy, al consultorio, acude sólo el que tiene conciencia. Mientras ésto no esté normatizado, se va a seguir pensando que con el amor basta [para criar a un niño]», remarcó Gelman, quien además coordina junto con Lipski la publicación de la Revista «Familia y Adopción».

A veces sucede que las consultas se vuelven mucho más complejas porque la visita a los profesionales demora en llegar. El trabajo tardío sobre el conflicto y la disfunción, aclaró Lipski, terminan por complicar la tarea.

Fuente: La nación

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