Se volverá a estudiar el aumento del tamaño de los convoyes de barcazas en la Hidrovía, específicamente en el tramo entre los puertos de San Lorenzo y Nueva Palmira. Se analizará el comportamiento de trenes de barcazas de 290 metros de eslora y 65 metros de manga, una configuración superior a la actualmente permitida.
La decisión no es inocente ni aislada. No es lo mismo esto que lo que hicimos nosotros cuando derogamos la Disposición 1108, que prohibía los transbordos con destino a Montevideo. Aquella medida no solo perjudicó a Uruguay (y sí, esa era la intención), sino que también dinamitó el circuito logístico de varios puertos argentinos: Barranqueras, Formosa, Corrientes, Santa Fe, Villa Constitución, Concepción del Uruguay. Todos ellos hoy luchan por reconstruir sus líneas fluviales y operadores.
Nosotros hicimos las cosas bien: simulaciones, estudios y una restauración de las esloras de los convoyes entre el km 240 del Paraná y Palmira. Lo hicimos con validaciones técnicas, con márgenes de seguridad bajo la quilla, con control adecuado sobre la concesión y el mantenimiento de la Red Troncal.
¿Y ahora? Ahora se proponen “pruebas”. Pruebas que, como todos sabemos, siempre salen bien. Pero que no demuestran nada. Porque no están diseñadas para aprobar, sino para evitar la responsabilidad de decir que no. Una payasada burocrática para cubrir a las autoridades.
El problema real es la relación peso/potencia. Hoy algunos convoyes operan con una relación de casi 7/1 toneladas por HP efectivo. Lo correcto, lo seguro, es 5/1. Se puede hacer. Pero con potencia real, no con voluntad política ni con discursos. Y no es el espacio político de María Eugenia Talerico el que lo va a empujar.

Una simulación no puede reemplazar el sentido común ni la experiencia. Como decimos entre nosotros: se puede cruzar la 9 de Julio con los ojos cerrados y con el semáforo en verde. Si sale bien, no demuestra nada. Lo mismo que una “prueba de navegación” en condiciones ideales: ruleta rusa con la seguridad del comercio fluvial.
Cuando volvimos a permitir convoyes de 290 metros, lo hicimos sobre bases técnicas, no caprichos. Solo había que eliminar la mala voluntad política y volver a lo que ya había funcionado.
Se pueden dejar los convoyes de 50 metros en las condiciones actuales. Pero si van a permitir 65 metros, que sea con la relación 5/1. No a potencia nominal, sino a la salida del eje.
La aviación civil jamás aprobaría una operación basada solo en un simulador. Ni la FAA yankee, ni nadie serio. La navegación tampoco debería. Y menos a pedido de un cliente.
El otro tiro en el pie fue la suspensión del alije en el km 171. Como ya dijimos en Up River junto a Gustavo Delersnyder: las decisiones políticas mal tomadas, disfrazadas de técnica, tienen consecuencias. Y las paga todo el país.